Read Ocho peculiares by Lalia Alejos Capítulo 145

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Capítulo 145 Atrapada

Sam ni siquiera quería hablar con Priscila.

-Bombón, équé acabas de decir?

Fernando vio a Priscila con expresión dolida. Priscila sintió que su mundo se derrumbaba.

-Fernando, escúchame…

Los tres hombres solo podían esperar a que se tratara de un mal sueño. Saúl vio a Fernando.

-¿Así que tú eres el Fernando que ha estado molestando a Bombón?

Fernando soltó una risita y dijo:

-¿Y tú eres Saúl el acosador?

Sam vio a Saúl con los ojos entrecerrados.

-¿Tú eres Saúl? Bombón dijo que estabas deprimido. No lo pareces.

En la mente de Priscila, los tres hombres estaban a punto de luchar para reclamarla. Y ella sería quien les dijera que dejaran de pelear. Al mismo tiempo, el Espíritu del Harén en la cabeza de Priscila casi podía morir de felicidad.

-¡Alto! ¡Dejen de pelear! No valgo la pena -suplicó Priscila.

Los tres hombres se dieron la vuelta para verla. En ese momento se dio cuenta de que debía huir.

-Em… Señor Castellanos, estoy ocupada. Tengo que irme en este momento.

Pero todos los novios de Priscila la rodeaban.

-Bombón, ¿quiénes son ellos? ¡Explicamelo ahora! -dijo Fernando.

Saúl vio a Priscila incrédulo.

-Le dijiste que estoy deprimido?

Sam apretó el puño.

-Bombón, dime que esto es un gran malentendido. ¡Dimelo y te creere!

Estaba dispuesto a perdonar a Priscila. Después de todo, ella le dio su virginidad.

-¿Qué? Son mis amigos. Siempre los he considerado a todos como mis hermanos…

La voz de Priscila era dócil, casi culpable.

-Hermanos? ¡Dijiste que querias casarte conmigo!..-exclamó Saúl.

Quien se casaria con su hermano?».

Fernando añadio:

–De ninguna manera. Si soy como un hermano mayor para ti, ¿por qué te acostarías conmigo?

Priscila no esperaba que Fernando entrara en detalles. Pero amtes de que pudiera defenderse, Sam gritó:

-No puede ser! Ayer pasó la noche en mi casa. ¡Y me dio su virginidad!

Saúl y Fernando se quedaron boquiabiertos. Priscila ya les habia contado cosas parecidas. Tardaron un rato en recuperar la voz.

–Bombón era virgen cuando me conoció -dijo Saúl,

-Me dijo lo mismo añadió Fernando.

Los tres hombres sabian lo que estaba pasando ahora. No era de extrañar que se negara a acostarse con ellos por segunda vez. ¡Y pensaban que solo era tímida! Sam se sintió traicionado. Su novia resultó ser una promiscua. El pensó que ella era ingenua. Pero parecía que los ingenuos eran ellos. Saúl decidió poner fin a las cosas. Estaba agotado.

-Ya que somos colegas, mantengamoslo profesional entre nosotros. Adiós.

Se dio la vuelta y se marchó. Priscila casi se atragantó con sus palabras.

-¡Saúl!

Saúl ni siquiera se molestó en voltear atrás. Priscila ahora se sentía como si fuera la protagonista femenina de un drama de telenovela ¡Su hermano acababa de dejarla! Priscila quiso seguir a Saúl y aprovechar la ocasión para huir, pero Fernando jaló su brazo.

-Bombón, no tienes nada que decimos?

Sam agarró el otro brazo de Priscila.

-Dime ahora. ¿A quién quieres más?

Fernando también quería saber.

-Saúl

ya se fue. Ahora elige a uno, ¿él o yo?

Beatriz no podía creer lo que veía.

A la gente de hoy en día le parece bien que la engañen? ¿Todavía quieren a una infiel tan descarada?-.

Mientras tanto, Priscila se enfrentaba a un dilema. Dos hombres la deseaban y tenía que elegir.

Oh, no!.

 


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Score 9.9
Status: Ongoing Released: 12/16/2023 Native Language: Spanish
Ocho Peculiares" by Lalia Alejos is a captivating novel that intricately weaves together the lives of eight peculiar characters, exploring the depths of their eccentricities and the interplay of their destinies in a rich narrative that transcends conventional storytelling boundaries.  

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Detail Novel

Title: Read Ocho peculiares by Lalia Alejos
Publisher: Rebootes.com
Ratings: 9.3 (Very Good)
Genre: Romance, Billionaire
Language: Spanish    
 

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Capítulo 1

Ciudad Lavanda, primera zona residencial; Mansión Juárez. Hoy era el festival de las linternas. Luces de colores estaban decoradas alrededor de la casa, dando un toque de calidez a la fría atmósfera de la Familia Juárez. De repente, un grito resonó por toda la mansión. —Ay. Seguido de un ruido sordo, ¡una mujer embarazada cayó por las escaleras! Todos se sorprendieron y corrieron hacia ella. Esteban Juárez, presidente de la Corporación Ador Juárez, preguntó rápido: —Débora, ¿estás bien? El rostro de la mujer palideció al ver la sangre fresca que le corría por las piernas. Horrorizada, respondió: —Esteban, me duele... Nuestro bebé... ¡Rápido, salva a nuestro bebé! La madame de la casa, Paula Andrade, presa del pánico, preguntó: —¿Qué sucedió?
Débora miró hacia lo alto de las escaleras con lágrimas en los ojos. Todos levantaron la vista y vieron a una niña, de unos tres años, de pie en lo alto de la escalera. Al ver la mirada de todos, abrazó con fuerza el conejo de juguete que tenía en los brazos, asustada. Ricardo Juárez rugió furioso: —¿Fuiste tú quien empujó a Débora? La niña hizo un berrinche. —No fui yo, y yo no... Mientras lloraba, Débora suplicó: —No... Papá, no es culpa de Liliana. Todavía es joven, y ella no quería... Sus palabras reafirmaron rápido que era culpa de Liliana. Los ojos de Esteban se oscurecieron, y ordenó de inmediato: —¡Enciérrenla en el ático! Me ocuparé de ella en cuanto regrese. El otro se apresuró a enviar a Débora al hospital mientras los sirvientes arrastraban a Liliana escaleras arriba. Incluso cuando se le cayó un zapato, mantuvo un rostro obstinado y no suplicó ni gritó pidiendo ayuda.

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