Capitulo 143 Mercado de pulgas
Priscila empezó a trotar mientras se acercaba a Antonio.
-iSeñor Castellanos, espere!
Antonio frunció el ceño al ver a Priscila. Mientras jadeaba, Beatriz soltó una pequeña maldición. No pudo evitar pensar en la predicción de Liliana de antes.
-Vámonos! -dijo Beatriz con impaciencia,
Liliana vio al Espíritu del Haren encima de Priscila.
-Espera, abuela.
Priscila esperaba que Antonio la ignorara. Pero en lugar de eso, la esperó. ¿Qué era esto sino una historia de amor en ciernes? Priscila se acomodo un mechón del cabello detrás de las orejas.
-Que coincidencia, Señor Castellanos. ¿Adónde va?
Antes de que Beatriz pudiera disuadir a Priscila, Liliana respondió con alegría:
-Vamos a visitar el mercado de pulgas, Señorita Melocotón.
-¿Estás hablando del mercado de pulgas de Ladera?
-ISI!-Liliana asintió.
Antonio vio a Liliana.
Liliana nos pidió que esperáramos aquí para poder decirle a Priscila a dónde vamos?”.
Priscila no podía estar más contenta. Así de fácil era sacarle información a un niño. La mujer puso una mirada inquisitiva.
-¿Qué se celebra?
-No es asunto suyo -respondió Beatriz en tono indiferente.
Priscila dijo entonces con voz medio llorosa:
-Ya dije que lo siento, señora. Sé que cometi un error. Pero por favor, deme otra oportunidad para…
-No perdamos el tiempo. -Beatriz no quería hablar con Priscila.
Liliana acababa de realizar una adivinación. El mercado de pulgas era el mejor lugar para capturar el Espiritu del Harén. Por eso detuvo a todos. Y ahora, podían seguir su camino. Priscila en definitiva los seguiria.
Por otro lado. Sam se dio cuenta de que Priscila había desaparecido. Fue al estacionamiento a buscarla. La mujer no iba a dejar que Antonio se fuera. Bloqueó el camino de los Castellanos.
Por Lavor. Seftor Castellanos. Deme otra oportunidad. Me aseguraré de cuidar bien de Liliana y de la
Señora Castellanos.
Incluso la propia Priscila se sintió muy conmovida por la valiente fachada que levantó. Con toda seguridad un hombre de acero como Antonio se dejaria convencer. Antonio solo sentía que la mujer era muy irritante. Pero antes de que pudiera decir algo, Beatriz gritó:
-Uno, ni Liliana ni yo necesitamos su ayuda. ¿Qué le hace pensar que es lo bastante buena para cuidar de nosotros? Dos, su escuela la despidió por su error. Esto no tiene nada que ver con Liliana. Ahora, déjenos
en paz.
Priscila se agarró el cuello de la camisa con expresión pálida, ¿Por qué era lan mala su futura suegra?
De pic, no muy lejos de la multitud, Sam encontró a Beatriz entre un ambiente grosero y mezquino. Priscila se había disculpado muchas veces. Podian marcharse. No había necesidad de insultar a Priscila.
-¡Bombón! -Sam se abalanzó al lado de Priscila.
Antonio ya había ayudado a Liliana y Beatriz a entrar en el auto. Se fueron en ese instante.
No dispuesta a soltarlo, Priscila incluso persiguió el automóvil.
-¡Señor Castellanos! ¡Señor Castellanos! Sam, ino tienes tu auto por aquí? Adelante, ivamos a seguirlos!
-Bombón, no valen la pena.
-¡No! No me rendiré. Necesito su perdón. Por favor, ayúdame, Sam -imploró Priscila.
Sam no tuvo más remedio que ayudar a Priscila. Poco sabía que estaba ayudando a Priscila a impresionar a Antonio.
El mercado de Ladera era el mayor mercado de pulgas de la ciudad. Era popular entre los ciudadanos. Liliana iba agarrada de la mano de Antonio. Mientras observaba a su alrededor, Pablo le enseñó muchas
cosas.
-Esta gema puede ahuyentar a los espiritus. Ese artefacto puede mejorar tu salud, pero el truco es que solo funciona con los del signo Leo.
Liliana acababa de escuchar la conferencia de Pablo. Desde la perspectiva de Beatriz, su curiosa nieta estaba ocupada preguntando por cada cosa nueva que encontraba en el mercado de pulgas. Pero antes de que Beatriz pudiera encontrar la respuesta en el buscador, Liliana pasó a su siguiente descubrimiento.
Pronto llegaron a un puesto. El dueño saludó a los Castellanos.
-¿En qué puedo ayudarlos? ¿Eh? ¿No eres Liliana?
Liliana levantó la vista y sonrió diciendo:
–Por fin, te encontré.
Pablo estaba evaluando al dueño del puesto.
Percihi energia sucia a su alrededor. Debe ser él.
De hecho, el dueño del puesto no era otro que uno de los novios de Priscila, Fernando, Gracias a Priscila, Fernando conocía bien el incidente de Liliana. Por eso pudo reconocerla. Pero viendo que Liliana le había causado tanto sufrimiento a su preciosa novia, no le tenía mucho aprecio a la familia.
-Como quieran.
Fernando no se molestó en saludarlos de manera apropiada. Mientras tanto, Sam y Priscila llegaron al mercado de pulgas. Y entonces recordó de repente que alli era donde trabajaba Fernando.
No va a encontrarme aquí, ¿o sí?»,
Priscila dudó un momento. Pero la tentación de Antonio era demasiado irresistible.
-Sam, hay mucha gente aquí. ¿Podemos separarnos y buscar al Señor Castellanos? Si no lo hago hoy, es probable que no lo vuelva a ver.
Sam suspiró y asintió. En el fondo, Priscila estaba encantada. Por fin se había librado de Sam. Sin que ella lo supiera, Saúl estaba viendo los articulos expuestos en otro puesto. Había ido a elegir un regalo para su
madre.
-No creo que a mi madre le guste. Pero gracias -dijo Saúl con educación.
Todos los novios de Priscila estaban allí.