Read Ocho peculiares by Lalia Alejos Capítulo 137

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Capitulo 137 Liliana, ganamos

Las escenas del jardin de niños habían terminado, pero el video seguía reproduciéndose. Braulio también habia subido las imágenes en el hospital! El procedimiento oficial para adquirir las grabaciones de vigilancia del hospital era problemático.

Braulio na pudo esperar más y secuestró el sistema de red del lugar. Las imágenes de la cámara de vigilancia del hospital eran mucho más interesantes porque se proporcionaba el audio.

La abuela de Raimundo no se veía con la actitud lastimera que retrató en el video en línea. En vez de eso, actuó de forma poco razonable para exigir sus deseadas observaciones en el informe médico del doctor. Casi de inmediato, la abuela de Raimundo se mostró arrogante en la conversación con el resto de los miembros de la familia.

El video viral en el que Raimundo lloraba de dolor no era por lo grave de la lesión. En cambio, Raimundo. estaba haciendo un berrinche para conseguir pollo frito. La abuela de Raimundo no pudo comprarlo en ese momento, así que él lloró. El público se escandalizó.

-iPor todos los cielos! Esto destroza mi visión del mundo. Nunca me habían engañado así antes….

—La

-La niña decía la verdad. ¡La Familia Castellanos tampoco mentía! Es ridículo que mucha gente los acusara entonces de ocultar la verdad…

-Siento una gran pena al recordar las palabras de Liliana. ¿Por qué nadie le creyó? ¿Por qué muchos confiaron en los mentirosos?

La verdad fue una bofetada en el rostro para mucha gente. Algunos se callaron, mientras que otros empezaron a maldecir en Internet. Con anterioridad, increparon a la Familia Castellanos por utilizar dinero para ocultar la verdad. También regañaron a Liliana por fingir tan bien a tan temprana edad.

Ahora regañaban al niño por malcriado y a la abuela por despreciable.

-Maldita sea, ¿por qué todo el mundo se volvió irracional en línea? ¿Aún eres humano por ciber acosar a

una niña?

-¡Esas celebridades de Internet son culpables de manipular la opinión pública! ¡Tenemos que perseguir su responsabilidad!

-¡Estoy harto! ¿Dónde están los que insultaron a la niña antes? ¿Por qué son tan despiadados? ¿Por qué no se atreven a salir ahora?

Algunas personas borraban de manera frenética sus comentarios. Como era natural, habia grabaciones de quienes se apresuraron a borrar sus comentarios. Algunas personas hicieron una captura de pantalla de los comentarios y se dieron cuenta de que el nombre de usuario era similar.

Eran las mismas personas que reclamaban a los demás por volverse irracionales en linea. También eran los que reprendían a los que acosaban a Liliana en línea. Los que maldecían a otros al sentirse justos, eran por lo general los culpables.

Ja, ja, están sufriendo un trastorno de doble personalidad? Ellos fueron los que antes insultaron a la niña. Ahora, pretenden ser justos y culpan a su yo anterior.

-Siempre están indecisos!

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-¿Y qué hay del tipo que dijo que se arrodillaria y nos pidió que grabáramos su declaración? Ya publiqué los videos aqui. ¿Cuándo vas a disculparte arrodillándote en una retransmisión en directo?

-No me importa todo esto! Alora estoy enfadado. Quiero preguntar dónde está la vieja despreciable. ¿Cuándo saldrá a disculparse?

La discusión en linea se volvió acalorada. Un momento atrás, la gente se compadecía de lo mucho que lloraba Liliana. Cuando el público supo la verdad, la gente defendió de manera ferviente a la niña. Incluso. hubo gente que grabó videos para disculparse con seriedad ante Liliana.

-Liliana, por favor, deja de llorar. Tú no tienes la culpa y es culpa nuestra. Es culpa de la sociedad turbulenta.

-Lo siento, Liliana. No sabía la verdad, pero seguí a todos los demás al regañarte. Por favor, perdóname.

Liliana leyó las disculpas. Aunque tenía los ojos llorosos, no pudo evitar sonreir. Fue una sonrisa desde el fondo de su corazón.

¡Resulta que el trabajo duro puede hacer realidad tus sueños!».

Braulio había logrado hacer sentir bien a Liliana.

-Todo está bien, Liliana. Papi está aquí.

Aquellas palabras fueron como un rayo de luz que disipó la melancolía del corazón de la niña.

Mientras Liliana estaba ocupada en sus pensamientos, la puerta se abrió de un empujón. Braulio iba vestido de negro. Su cabello negro un poco rizado le colgaba sobre la frente y su alta figura bloqueaba la entrada. El hombre sonrió mientras abría los brazos.

-¡Liliana, papi está de regreso!

Liliana corrió de inmediato hacia Braulio. ¡Braulio levantó sin esfuerzo a Liliana en el aire! La pequeña se agarró con fuerza al cuello de Braulio.

-Liliana, ganamos. -Braulio vio a Liliana como un general victorioso que regresaba del frente de batalla – iNosotros ganamos!

Liliana lo ovacionó:

-¡Sí, nosotros ganamos! Papi es el mejor. iLiliana también es genial! Tio Antonio es impresionante. Josué es increíble. El abuelo es increíble. La abuela es increíble. El tío Luis es increíble… El tio Eduardo es increíble… El Maestro es impresionante. Poli es increíble. Mi tortuga es impresionante…

Liliana estaba encantada de haber señalado a todo el mundo. Beatriz se rio y ella no pudo evitar sollozar.

De nada sirven las formalidades y la etiqueta. Necesito que alguien como mi yerno actúe de inmediato en este momento crítico. ¡Mi yerno es genial!”.

Mientras se animaban, sonó el teléfono de Braulio. La molesta voz de Leandro llegó a través del teléfono. Todos pudieron escucharla vagamente.

-Señor Mendoza! ¿Qué fue lo que hizo? ¿Secuestró la red de la policia y el ejército? Los altos mandos le piden una reunión…

2.4

Braulio se froto la nariz. Liliana vio a Braulio y le preguntó:

-Papi, iqué fue lo que dijo el tio López?

Braulio respondió sin un cambio en su expresión:

-El tio López invitó a tu papi a comer.

Liliana se quedó sin palabras.

¿Es eso cierto?..

Antonio vio al padre y a la hija con expresión gentil. Braulio había hecho su trabajo y era el turno de Antonio. La verdad fue revelada. En este punto, Antonio podia hacer lo que la gente decía, que era hacer lo que quisiera con el dinero.

Pablo, que habia permanecido en silencio todo el tiempo, también salió en silencio. La nube sombría que rodeaba a la Familia Castellanos se habia disipado. La luna había aparecido. Este era el mejor momento para que los espiritus estuvieran activos.

A diferencia del aire relajado y alegre de la Familia Castellanos, el ambiente en la familia de Raimundo era deprimente. La abuela de Raimundo leyó los comentarios que la increpaban en Internet. Los comentarios. eran hirientes y ella no pudo soportarlo.

-Están ciegos. ¡Todos están ciegos! ¿Pedir disculpas? ¡Olvidenlo! -regañó enfadada la abuela de Raimundo.

-Es demasiado dura la forma en la que me reprenden. ¿No saben que soy una anciana? Mi corazón podría no ser capaz de soportarlo.

La abuela de Raimundo no esperaba que el padre de Liliana fuera tan influyente. ¡El había encontrado las imágenes!

¿Qué puedo hacer?-.

Ahora que la abuela de Raimundo había sido encontrada culpable, se quedó sin excusas para responder con otro video. La despreciable anciana estaba enfadada y ansiosa. Se paseaba de un lado a otro.

El padre de Raimundo se enfadó. A continuación, la cuestionó:

-Mamá, no dijiste que ellos tenían la culpa? ¿Cómo fue que todo resultó así?

La madre de Raimundo añadió:

-Es cierto, dijiste que le pegaron a Raimundo sin motivo, ipero eso no es verdad!

iLa abuela de Raimundo hizo que su situación fuera terrible! La Familia Castellanos tenía riqueza y conexiones. ¡Caerian en desgracia!

La madre de Raimundo pensó para sus adentros:

Le pedí que no hiciera esto, pero no me hizo caso-

Capitulo 137 Liliana, ganamos

La abuela de Raimundo tiró su bastón. Se sentó en el suelo, llorando,

-He estado cuidando de Paimundo todo este tiempo. No se preocupaban mucho por él. Ahora que pasó algo, me echan la culpa, Buaa… ¡Mi vida es tan horrible! Mi hijo me desprecia y mi nuera me regaña. No cunde bien de Raimundo. ¡Ancestros míos, por favor, perdónenme!

La madre de Raimundo puso los ojos en blanco.

Lo está haciendo otra vez!».

La madre de Raimundo ya había visto suficiente. ¡Deseaba que los antepasados volvieran a casa para llevarse a la anciana al más allá!

 


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Score 9.9
Status: Ongoing Released: 12/16/2023 Native Language: Spanish
Ocho Peculiares" by Lalia Alejos is a captivating novel that intricately weaves together the lives of eight peculiar characters, exploring the depths of their eccentricities and the interplay of their destinies in a rich narrative that transcends conventional storytelling boundaries.  

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Detail Novel

Title: Read Ocho peculiares by Lalia Alejos
Publisher: Rebootes.com
Ratings: 9.3 (Very Good)
Genre: Romance, Billionaire
Language: Spanish    
 

Read Ocho peculiares by Lalia Alejos

Capítulo 1

Ciudad Lavanda, primera zona residencial; Mansión Juárez. Hoy era el festival de las linternas. Luces de colores estaban decoradas alrededor de la casa, dando un toque de calidez a la fría atmósfera de la Familia Juárez. De repente, un grito resonó por toda la mansión. —Ay. Seguido de un ruido sordo, ¡una mujer embarazada cayó por las escaleras! Todos se sorprendieron y corrieron hacia ella. Esteban Juárez, presidente de la Corporación Ador Juárez, preguntó rápido: —Débora, ¿estás bien? El rostro de la mujer palideció al ver la sangre fresca que le corría por las piernas. Horrorizada, respondió: —Esteban, me duele... Nuestro bebé... ¡Rápido, salva a nuestro bebé! La madame de la casa, Paula Andrade, presa del pánico, preguntó: —¿Qué sucedió?
Débora miró hacia lo alto de las escaleras con lágrimas en los ojos. Todos levantaron la vista y vieron a una niña, de unos tres años, de pie en lo alto de la escalera. Al ver la mirada de todos, abrazó con fuerza el conejo de juguete que tenía en los brazos, asustada. Ricardo Juárez rugió furioso: —¿Fuiste tú quien empujó a Débora? La niña hizo un berrinche. —No fui yo, y yo no... Mientras lloraba, Débora suplicó: —No... Papá, no es culpa de Liliana. Todavía es joven, y ella no quería... Sus palabras reafirmaron rápido que era culpa de Liliana. Los ojos de Esteban se oscurecieron, y ordenó de inmediato: —¡Enciérrenla en el ático! Me ocuparé de ella en cuanto regrese. El otro se apresuró a enviar a Débora al hospital mientras los sirvientes arrastraban a Liliana escaleras arriba. Incluso cuando se le cayó un zapato, mantuvo un rostro obstinado y no suplicó ni gritó pidiendo ayuda.

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