Read Ocho peculiares by Lalia Alejos Capítulo 136

Read Ocho peculiares by Lalia Alejos Capítulo 136

Capítulo 136 Está bien, Liliana, papi está aquí

En el video, Liliana lloraba con tristeza. No sabía qué había hecho mal y no sabía por qué todos la llamaban niña traviesa. La niña se sentía agraviada y no entendía el mundo. Liliana se sentía perdida, pero tuvo el valor de buscar una salida.

Josué se apresuró a acercarse y le pasó con nerviosismo pañuelos de papel a Liliana.

-No llores, Liliana.

Las lágrimas de la pequeña caían sin cesar y lloraba de manera angustiosa.

-Josué, yo no hice nada malo! -Liliana sollozó-. Si Raimundo me molesta de nuevo, me defenderé.

Josué no sabía qué hacer y solo podía sostener a Liliana en sus brazos.

-Tienes razón, tú no hiciste nada malo. ¡Si Raimundo lo hace de nuevo, lucharé contra él contigo! ¡Nosotros no somos culpables! -dijo Josué con firmeza.

El final del video mostraba a Josué secando las lágrimas de Liliana. Entonces, el niño recordó que habia olvidado apagar la cámara, así que se apresuró a hacerlo. No se hizo ninguna edición del video y el material terminó ahí.

La gente se quedó en silencio después de ver el video. En este, Liliana se sentaba de forma educada con las manos bien colocadas. La niña tenía un comportamiento tranquilo que hacía que la gente sintiera tristeza por ella.

Liliana había dicho:

-¿Por qué nadie cree en mí cuando digo la verdad, pero tanta gente apoya a quienes hacen acusaciones falsas? ¿Es culpa mia?

Esas palabras llegaron profundo al corazón de los espectadores. Sin embargo, nadie pudo responder a las preguntas de Liliana.

Alguien dudó:

-Es posible que hayamos entendido algo mal.

-Vean las heridas en el rostro de la niña. Se ven mucho peores que las del niño.

-No puedo evitar llorar. Sí, ¿por qué está pasando esto? ¿Será verdad lo que vimos antes en Internet?

-¡No sé qué pasó, pero le creo a Liliana! ¡La inconformidad en sus ojos no puede ser falsa!

-Si, me dolió el corazón cuando Liliana lloró. ¡Ella no tiene la culpa de defenderse si lo que dijo es verdad! Si yo estuviera en su lugar, itambién me defenderia!

Sin embargo, hubo voces hostiles mezcladas con los comentarios bienintencionados.

-Ah, a niña se presentó para engañarnos? ilos hijos de familias ricas son formidables! ¿Cuánto tiempo lloró esta chica para lograr su objetivo?

Capitulo 186 Está bien. Liliana, papi está aquí

-Escuchen con atención ¿Puede una niña hacer una pregunta tan profunda? Alguien debe haber escrito el guion para ella.

Es tan joven y ya tiene una actuación increíble. Ja, ja, ¿por qué no entras en la industria del entretenimiento? Oh, cierto, lo había olvidado. ISu tío es el chico de oro de la industria del ciné!

-No me extraña que pueda actuar tan bien! El video debe de ser falso. Si dijera la verdad, me arrodillaría en directo. Amigos, graben mi comentario, ja, ja, ja…

-¿Terminaron de manera deliberada el video después del llanto para parecer más creíbles?

La abuela de Raimundo, que se quedó en la sala de hospitalización de lujo, se encontró con el video de Liliana. La anciana se rio a carcajadas al ver llorar a Liliana.

-iJa, ja! Mocosa, sigue llorando. ¿Esto es todo lo que puedes hacer? ¿No estabas actuando con altanería ayer? Sin pruebas, tus lágrimas no sirven de nada».

La anciana malvada estaba segura de que la Familia Castellanos no podría limpiar sus nombres sin last pruebas.

Es una pena que no haya vigilancia en el jardín de niños”.

La abuela de Raimundo sonrió con malicia.

En la Mansión Castellanos, Beatriz se apresuró a acercarse a Liliana a pesar de su inconveniente de estar en una silla de ruedas. Los tíos apretaron los puños, sintiendo un dolor en el corazón. Liliana ya se había calmado. Tenía la mirada perdida mientras estaba sentada en el sofá.

-Liliana… ¡Mi preciosa Liliana!

Las lágrimas fluyeron sin control en el rostro de Beatriz.

A Liliana le

-Abuelita. Liliana se sorprendió-. Abuelita, ¿por qué estás llorando? Por favor, no llores. entró el pánico. Tomó un pañuelo mientras decía-: La abuela no se siente bien. No debi haber llorado.

Beatriz no pudo contener más las lágrimas. Liliana era amable. Incluso en ese momento que estaba triste, la pequeña consolaba primero a Beatriz. Esto entristeció aún más a la anciana.

-Liliana, ignora a la gente en Internet. El tio Antonio se ocupará de este asunto. -dijo Hugo en voz baja.

Antonio asintió:

-Es correcto, déjame el resto a mí. Queremos que tú crezcas feliz.

Eduardo estaba agitado.

-iSi! Nadie dirá que eres una niña traviesa. Iré a su casa y le romperé el teléfono en pedazos.

Liliana vio a sus abuelos y tíos. Se sentia segura en su corazón.

-Muy bien-dijo Liliana- Quiero saber si todos me escucharon.

24

3 Moneda gale

Capitulo 136 Está bien, Liliana, papi está aqui

Liliana sintió que ya había hecho todo lo posible por explicar la situación. Antes no sabían bien lo que había pasado, pero ahora ya debieron de haberse dado cuenta. Antonio dudó, no queria que Liliana leyera los comentarios.

Liliana aún no sabia leer. El resto de los miembros de la familia tuvieron que leérselo, pero no se atrevian a leer las hirientes palabras en voz alta. Sin embargo, Liliana insistió en escucharlo todo. Los adultos se vieron entre si.

En ese momento, alguien habló en la puerta:

-Déjenme leerlos.

Esa persona era Dario. Este puso un rostro severo, parecido al de Antonio y Hugo, y se acercó con paso firme. Dario vio a Liliana antes de preguntar:

-¿Estás segura de que no volverás a llorar?

Liliana negó con la cabeza y dijo:

-¡No, yo soy muy valiente!

Después de grabar el video y llorar durante un rato, Liliana sintió que ya podía hablar. La niña sintió que tenía más valor en su corazón.

Al escuchar eso, Darío leyó con calma los comentarios. Hubo comentarios amables y soeces. Los comentarios ofensivos se volvieron más malintencionados en sus palabras. Al principio, Liliana se sintió feliz porque alguien creía en ella. Sin embargo, las palabras desagradables entristecieron más a la pequeña…

-No pasa nada. Hay gente que cree en mi.

Liliana consoló a todos. El resto de los miembros de la Familia Castellanos se sintieron tristes. Ella estaba triste, pero intentó sonreír para consolarlos. La pequeña era un ángel. ¿Por qué había gente lanzando comentarios desagradables como ese? La Familia Castellanos eligió creer en la justicia….

Liliana sonrió, pero en el fondo de su corazón se sentia triste…

-Mocosa, tu actuación fue increíble… Llorar no resuelve el problema. Cualquiera puede llorar… Es repugnante que un niño finja un numerito a tan temprana edad…”.

Cuanto más pensaba Liliana en ello, más triste se sentia. La pequeña tenía cuatro años. Era la primera vez que experimentaba la sensación de impotencia. Su mundo se derrumbaba como si cayera en un abismo. La oscuridad la rodeaba poco a poco. Daba la sensación de que su esfuerzo no tenia sentido…

Poco tiempo después apareció un nuevo video con una avalancha de comentarios. ¡Llevaba un impulso imparable! En el video, Braulio sumergía la mitad de su cuerpo en la oscuridad y sus ojos brillaban.

Braulio dijo:

-Está bien, Liliana. Papi te va a ayudar a hacer justicia.

Instantes después, Braulio cambió a las imágenes que había encontrado en la vigilancia por satélite. El hombre amplió las imágenes mientras las subia a Internet. Estas estaban incompletas. Algunas captaban la entrada del aula, otras la parte trasera y otras una ventana.

34

Capitulo 136 Esta bien, Lana, paptesta

Por suerte, la vigilancia por satélite ofrecía resoluciones soberbias Las imágenes se unieron para reconstruir una secuencia completa de acontecimientos. En el video se veía a Liliana comiendo. Un chico al lado de Liliana dijo algo antes de romper en carcajadas.

Los niños que los rodeaban se reian. Liliana se enfadó y dijo algo muy serio. El chico no se detuvo, péro hizo un gesto raro. Entonces, se acercó un profesor. El chico huyó a toda velocidad. Poco después, Liliana habló delante de sus compañeros. El niño se rio en su asiento. Aunque no había audio, la expresión de suficiencia en el rostro del niño era agitadora.

Después de que el profesor y Liliana hablaran, el chico expresó su descontento, y entonces se acabó el asunto. Pronto, el video pasó al momento crítico. El niño arrancó la pinza del cabello de Liliana. La niña sintió dolor y se dio la vuelta sorprendida. Liliana dijo unas palabras y el chico no se detuvo. En lugar de eso, el niño estiró la mano para volver a jalar el cabello de Liliana.

Entonces, Liliana apartó de manera educada su silla antes de jalar el cabello del niño y empezaron a pelearse. Era lo mismo que había dicho antes Liliana. Las personas que hacían comentarios sarcásticos y desagradables se callaron. Al instante buscaron en su historial para borrar los comentarios anteriores.


Read Ocho peculiares by Lalia Alejos

Read Ocho peculiares by Lalia Alejos

Score 9.9
Status: Ongoing Released: 12/16/2023 Native Language: Spanish
Ocho Peculiares" by Lalia Alejos is a captivating novel that intricately weaves together the lives of eight peculiar characters, exploring the depths of their eccentricities and the interplay of their destinies in a rich narrative that transcends conventional storytelling boundaries.  

Read Ocho peculiares by Lalia Alejos

Detail Novel

Title: Read Ocho peculiares by Lalia Alejos
Publisher: Rebootes.com
Ratings: 9.3 (Very Good)
Genre: Romance, Billionaire
Language: Spanish    
 

Read Ocho peculiares by Lalia Alejos

Capítulo 1

Ciudad Lavanda, primera zona residencial; Mansión Juárez. Hoy era el festival de las linternas. Luces de colores estaban decoradas alrededor de la casa, dando un toque de calidez a la fría atmósfera de la Familia Juárez. De repente, un grito resonó por toda la mansión. —Ay. Seguido de un ruido sordo, ¡una mujer embarazada cayó por las escaleras! Todos se sorprendieron y corrieron hacia ella. Esteban Juárez, presidente de la Corporación Ador Juárez, preguntó rápido: —Débora, ¿estás bien? El rostro de la mujer palideció al ver la sangre fresca que le corría por las piernas. Horrorizada, respondió: —Esteban, me duele... Nuestro bebé... ¡Rápido, salva a nuestro bebé! La madame de la casa, Paula Andrade, presa del pánico, preguntó: —¿Qué sucedió?
Débora miró hacia lo alto de las escaleras con lágrimas en los ojos. Todos levantaron la vista y vieron a una niña, de unos tres años, de pie en lo alto de la escalera. Al ver la mirada de todos, abrazó con fuerza el conejo de juguete que tenía en los brazos, asustada. Ricardo Juárez rugió furioso: —¿Fuiste tú quien empujó a Débora? La niña hizo un berrinche. —No fui yo, y yo no... Mientras lloraba, Débora suplicó: —No... Papá, no es culpa de Liliana. Todavía es joven, y ella no quería... Sus palabras reafirmaron rápido que era culpa de Liliana. Los ojos de Esteban se oscurecieron, y ordenó de inmediato: —¡Enciérrenla en el ático! Me ocuparé de ella en cuanto regrese. El otro se apresuró a enviar a Débora al hospital mientras los sirvientes arrastraban a Liliana escaleras arriba. Incluso cuando se le cayó un zapato, mantuvo un rostro obstinado y no suplicó ni gritó pidiendo ayuda.

Comment

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Options

not work with dark mode
Reset