Read Ocho peculiares by Lalia Alejos Capítulo 63

Read Ocho peculiares by Lalia Alejos Capítulo 63

Capítulo 63 Un susto en el baño

Capítulo 63 Un susto en el baño 

Después de haber sido tan despreciado por una niña regordeta de cuatro años, la cara de Pablo era de cansancio y resignación

Mientras tanto, Liliana corria feliz a la habitación de Josué 

Josué y Darío Castellanos eran el tipo de niños que reflejaban a la perfección el antiguo refrän 

-A los niños se les tiene que vigilar, no escuchar

La apretada agenda de Antonio le dejaba poco tiempo para estar con ellos y, cuando tenian seis y siete años, ya se habían acostumbrado

En cuanto a la personalidad, ambos hermanos eran muy tranquilos, frios y serenos. Dario estaba en segundo curso y era aficionado a las artes. Josué era un año menor y le entusiasmaban las matemáticas y las ciencias

En ese momento, Josué estaba en su habitación trabajando en una complicada ecuación matemática. De repente, escuchó unos golpes desesperados en su puerta, asi que levantó la vista y dijo

-Adelante

Liliana asomó la cabeza y dijo con dulzura

-1Oh, Josué

Josué frunció el ceño. Lily estaba ahi de nuevo, siendo irritante como siempre. Muy serio, le preguntó

-¿Qué quieres preguntar esta vez

La última vez le habia preguntado habia respondido de muy mala gana. Habia utilizado todas las fórmulas que conocia y llenado una hoja 

to eran tres kilos de caca. La pregunta era muy vergonzosa y el entera de papel con cálculos y al final, lo único que ella había recordado era: iun cubo lleno de caca

Un cubo de metal, nada menos, ¡y ni siquiera cuántas tazas u onzas liquidas

Liliana cargó a Conejito en sus brazos y miró fijo a Josué, con la cara feliz, esperando una respuesta

-Josué, cuando vayas mañana al colegio, ¿puedo ir contigo

Josué respondió de inmediato

-Por supuesto que ro

De ninguna manera la llevaria a la escuela con él, nunca. Detestaba que alguien estuviera con el sin despegarse Además, tenia que ir a clase. Desde luego, no tenía tiempo para llevarla con él

Liliana pestañeó y puso su expresión más suplicante

-Pero Josué…. 

Josué la empujó con impaciencia fuera de la habitación

Vete a jugar a alguna parte y deja de molestarme

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Capítulo 63 Un susto en el baño 

Luego, cerró la puerta con un fuerte golpe

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Liliana se quedó mirando la puerta cerrada y dio un gran suspiro. ¡No había sido lo bastante tierna y encantadora

-Eh… 

Se quedó pensativa un rato y luego se le ocurrió una idea. Tenía que ponerse un vestido, ipor supuesto! Corrió a su habitación, se puso un vestido con estampado de fresas y se apresuró a buscar a Josué

¡Toc, toc

-Josué… 

¡Zas! La puerta se cerró de golpe antes de que Liliana pudiera decir una palabra

Pablo había estado observando desde la orilla divertido, con los brazos cruzados. Sin embargo, cuando vio que echaban a Liliana de la habitación dos veces, se indigno. ¿Cómo se atrevia aquel chico a tratar así a su querida discipula

-Ve a buscar a tu abuelita, Tulipán, y dile que Josué sin duda te va a llevar a la escuela con él

No esperaba que Liliana negara con la cabeza con terquedad

años

-Eso no es posible! ¡Los niños deben ocuparse de los asuntos de los niños! Ya no tenemos tres an Contarles cuentos a los mayores es de niños

Una vez más, Pablo se quedó sin palabras. Desde que tenía tres años hasta su reciente cuarto cumpleaños, la niña habia crecido mucho. Ahora incluso se atrevia a decir que ella y Josue ya no tenian tres años

No. supo si reir o llorar y se conformó con preguntar

-Bueno, y qué vas a hacer entonces

Josué no era alguien a quien ella pudiera persuadir tan fácil

Sin inmutarse, Liliana corrió alegre escaleras abajo a por un vaso de jugo y luego empezó a subir con mucho cuidado

Beatriz se apresuró a entrar desde el jardín cuando vio lo que Liliana estaba tratando de hacer

-Déjame llevar eso arriba por ti, querida

La voz clara de Liliana se escuchó abajo

-¡No, está bien! Por favor, no interfieras en los asuntos de los niños, abuela

Beatriz estába tan desconcertada que se quedó mirando a Liliana, parpadeando confundida

Una vez que Liliana llegó arriba con el vaso de jugo aún intacto, volvió a llamar a la puerta de Josué. Esta vez, pasó un buen rato antes de que Josué abriera la puerta de un tirón y le preguntara

-¿Qué intentas hacer

¡Eso era muy frustrante! Estaba bastante seguro de poder resolver esa compleja ecuación matemática que le habian enseñado en el octavo curso, pero cada vez que lo intentaba, Liliana seguia interrumpiéndolo

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Capitulo 63 Un susto en el baño 

Liliana se quedó desconcertada; solo entonces se dio cuenta de que estaba molestando a Josué. Le dio el 

so de juro y le dijo en voz baja

–Tomus jugo, Josue

Josué apartó el vaso con impaciencia y gruño: 

-No lo quiero! ¿Puedes dejar de venir a molestarme

Su brusco movimiento sacudió el vaso y el jugo salpice a Liliana 

Josué se quedo pasmado. La sonrisa de Laliana se desvaneció poco a poco y murmuró 

-Lo siento. Josue

Se dio la vuelta para irse, aún con el vaso en la mano. Ella tenia la culpa, no debería haber molestado a Josue mientras estudiaba

-Tal vez podria preguntarle esta noche cuando no esté ocupado- 

Josué se sintió aún más fuera de si mientras observaba la pequeña Liliana, decafda y decepcionada

-Estaba llorando: ¡De verdad es insoportable

-Vuelve aquidijo con seriedad

Liliana se apresuró a darse la vuelta, pareciendo alegre de nuevo

-Si, Josué

Josué había asumido que ella estaba llorando, por lo que la visión de su rostro brillante y sonriente lo tomó por sorpresa y lo agarro desprevenido

-Tututrae ese jugo aqui 

Liliana estaba encantada y le dio el jugo que quedaba en el vaso. Josué se lo agradeció con torpeza, sole para escucharla decir con su voz más dulce

-¡De nada

Josué bebió un sorbo del vaso, con cara de ahogado y luego frunció el ceño

-Jugo de naranja?. 

Lo odiaba demasiado

Al notar la carita expectante de Liliana a través del vaso, se armó de valor y se lo trago todo. Lilian emocionó al ver que Josué se terminaba todo el jugo de un trago

¡Adiós, Josuél 

Se dio la vuelta y se alejó saltando feliz. Josué parpadeo. Miró sin comprender el vaso vacio que tertua ella mano y luego miró a Liliana que bajaba las escaleras. ¿Por qué se sentia como si lo hubieran empañado de alguna manera

-Ah

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12:48 Sat, 16 Dec

Capitulo 63 Un susto en el baño 

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Volvió a cerrar la puerta. Ahora que se había terminado el jugo de naranja, no le debía nada. Desde luego, no iba a llevarla a la escuela con él

Después de la cena de esa noche, Liliana se apresuró a ir la habitación de Josué de nuevo. Justo cuando estaba a punto de llamar a la puerta, se detuvo de repente y su carita cambió

-¿Qué pasa ahora? -preguntó Pablo

Liliana susurro 

-¿Y si Josué sigue estudiando? ¿Qué hago entonces

Ella no podía interrumpirlo si ese fuera el caso; no era nada agradable ser molestado por alguien

-Bueno, ¿podrias dejar que la Señorita Fea entre y vea si está o no? -sugirió Pablo

A Liliana se le iluminaron los ojos. ¡Por supuesto! La Señorita Fea era un fantasma: ipodia atravesar paredes! Sus dedos regordetes agarraron el frasco de las almas y sacaron a la Señorita Fea

-iSeñorita Feal 

Si uno queria un favor, tenía que pedirlo con amabilidad

Oh, espera, eso no esta bien-

Si quería un favor de los fantasmas, tendria que pedirselo a los fantasmas con amabilidad

Con la mayor sinceridad, dijo

-Señorita Fea, ipodría echar un vistazo dentro para ver qué está haciendo Josué

La Señorita Fea parecía como si nada en el mundo valiera la pena esa molestia

-¿Podría esta niña dejar de llamarme Señorita Fea antes de pedirme que haga algo?, Aunque Liliana la llamara demonio, iera mejor que Señorita Fea! Refunfuñando, atravesó la pared de todos modos

Josué no estaba en la habitación, así que el fantasma flotó hacia el cuarto de baño. Una vez que cruzó la puerta del baño, vio a Josué sentado en el inodoro, sosteniendo un libro de matemáticas. Estaba muy animado, lincluso cuando intentaba hacer cacal 

De repente, la Señorita Fea suspiró. Había visto su reflejo en el espejo empañado del baño

Justo en ese momento, Josué levantó la vista. Al mismo tiempo, la Señorita Fea giró la cabeza. Sus miradas 

se cruzaron

Josué se quedó mirando, con el terror erizándole el cuero cabelludo

-Un fantasma! ¡Es un fantasma

Estaba tán asustado que saltó del inodoro mientras hacia caca. Sin esperar a limpiarse el trasero o subirse los pantalones, isalió corriendo hacia la puerta


Read Ocho peculiares by Lalia Alejos

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Score 9.9
Status: Ongoing Released: 12/16/2023 Native Language: Spanish
Ocho Peculiares" by Lalia Alejos is a captivating novel that intricately weaves together the lives of eight peculiar characters, exploring the depths of their eccentricities and the interplay of their destinies in a rich narrative that transcends conventional storytelling boundaries.  

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Detail Novel

Title: Read Ocho peculiares by Lalia Alejos
Publisher: Rebootes.com
Ratings: 9.3 (Very Good)
Genre: Romance, Billionaire
Language: Spanish    
 

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Capítulo 1

Ciudad Lavanda, primera zona residencial; Mansión Juárez. Hoy era el festival de las linternas. Luces de colores estaban decoradas alrededor de la casa, dando un toque de calidez a la fría atmósfera de la Familia Juárez. De repente, un grito resonó por toda la mansión. —Ay. Seguido de un ruido sordo, ¡una mujer embarazada cayó por las escaleras! Todos se sorprendieron y corrieron hacia ella. Esteban Juárez, presidente de la Corporación Ador Juárez, preguntó rápido: —Débora, ¿estás bien? El rostro de la mujer palideció al ver la sangre fresca que le corría por las piernas. Horrorizada, respondió: —Esteban, me duele... Nuestro bebé... ¡Rápido, salva a nuestro bebé! La madame de la casa, Paula Andrade, presa del pánico, preguntó: —¿Qué sucedió?
Débora miró hacia lo alto de las escaleras con lágrimas en los ojos. Todos levantaron la vista y vieron a una niña, de unos tres años, de pie en lo alto de la escalera. Al ver la mirada de todos, abrazó con fuerza el conejo de juguete que tenía en los brazos, asustada. Ricardo Juárez rugió furioso: —¿Fuiste tú quien empujó a Débora? La niña hizo un berrinche. —No fui yo, y yo no... Mientras lloraba, Débora suplicó: —No... Papá, no es culpa de Liliana. Todavía es joven, y ella no quería... Sus palabras reafirmaron rápido que era culpa de Liliana. Los ojos de Esteban se oscurecieron, y ordenó de inmediato: —¡Enciérrenla en el ático! Me ocuparé de ella en cuanto regrese. El otro se apresuró a enviar a Débora al hospital mientras los sirvientes arrastraban a Liliana escaleras arriba. Incluso cuando se le cayó un zapato, mantuvo un rostro obstinado y no suplicó ni gritó pidiendo ayuda.

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