Read Ocho peculiares by Lalia Alejos Capítulo 49

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Capítulo 49 Sin fe en ella

Si bien Liliana obtuvo información sobre el incienso, no tenía idea de que la aparición de la llama sobre una cabeza representaba una muerte inminente. Todo lo que obtuvo de Pablo era que la persona moriría cuando la llama ardiese hasta el final del incienso. Sintiendo que el tiempo no estaba de su lado, Liliana instó a los adultos a darse prisa. Necesitaba salvar a Iván antes de que el incienso sobre la cabeza de Iván se quemara.

La hoguera y el papel de ritual no fueron un problema. La familia poseía un brasero y papeles en los que podía garabatear textos sagrados. Sin embargo, la ropa de Iván resultó ser una hazaña dificil. Mariana recordó que tenia una camiseta de Iván en el auto. Ella salió corriendo por la camiseta. Una vez que todo estuvo listo, Liliana quemó los papeles en el fuego y encendió una vela en la puerta. Una voz jadeante desde la entrada se entrometió cuando Liliana estaba a punto de comenzar.

-¡Detente!

Karen llegó al lugar y encontró a Iván tirado en el suelo. Junto a él, una niña sostenía un paquete de papeles. Ella se asustó.

—¡Esto no tiene sentido!

Furiosa, Karen tomó su bastón y golpeó los papeles de rituales de las manos de Liliana. Sucedió demasiado rápido; antes de que todos se dieran cuenta, Karen estaba golpeando a la niña con un bastón. Con el dorso de la mano de Liliana recibiendo el golpe, se estremeció de dolor y dejó caer los papeles al suelo. Su mano se puso roja.

-Ay

El dolor arrancó lágrimas de los ojos de la niña.

Bueno, la tortuga nunca predijo nada sobre esto. ¿Por qué fue golpeada?-

Mariana lloró con pánico y enojo:

-¡Suegra! ¿Qué estás haciendo?

Ella se apresuró a interponerse entre Karen y Liliana. Camilo soltó de forma seca:

-¡Largo!

Karen no les estaba haciendo caso. Detrás de Karen, aparecieron Antonio y los practicantes de cejas blancas. Karen se encontró con Antonio, que se dirigía a su casa. Fue así como pudo acceder a la Mansión Castellano.

Ansiosa por su nieto, la anciana entró corriendo a la casa a pesar de ir con bastón. Como el Maestro Soler se imaginaba a sí mismo como un ser no mundano, no andaba dando tumbos; por eso paseaba junto con Antonio en la parte de atrás. Antonio frunció el ceño en el momento en que Karen levantó su bastón hacia Liliana.

-Abuela Soto, la deje entrar porque está aquí su nieto. No la dejé entrar a nuestra casa para golpear a Liliana.

Para Karen era de suma importancia respetar a los mayores. No le sentó bien que alguien más joven como Antonio le diera una reprimenda. Aun así, su atención estaba en Iván, así que fingia

no haber escuchado eso.

-Rápido, Maestro Soler. ¡lván está aquí!

Con una cara larga, Antonio le pidió a Margarita que sacara el botiquín de primeros auxilios. Beatriz palideció.

-Así que Karen iba a jugar la carta de la edad y actuar como tonta, ¿eh?».

Los Castellanos no lo iban a dejar pasar.

-Vieja bruja! ¡Disculpate con Liliana ahora!

Beatriz también podia jugar a la viejita en su juego. Levantó la pierna y pateó su mocasín.

¡Clac!

Fue un blanco justo en la cara de Karen. A Beatriz nunca se le pasó por la cabeza que tenia buena puntería. Estaba atónita, por decir lo menos. Karen casi se vuelve loca después de que un zapato le diera una bofetada en la cara. Era una emergencia. ¿Por qué los Castellanos se preocupaban por pequeñeces?

-Tú… Cami, llévate a Iván contigo. ¡Nos vamos ahora!

No era como si quisiera estar en la Mansión Castellano. Karen no estaría ahi si no fuera por su nieto. Para su consternación, Camilo agarró a Karen por el cuello y la arrastró fuera. De forma breve pronunció:

-Vete tú.

Preocupada, Karen aprovechó su posición como estudiante de último año y se tumbó en el suelo. Ella gritó:

-¡Bien! ¡Bien! ¡No soy una madre para ti si me echas!

¡Ella pateó haciendo un gran alboroto!

Sacudiendo la cabeza, el Maestro Soler hizo una mueca enigmática y pronunció:

-Es demasiado tarde.

Liliana tomó la mano de Iván y le dijo con urgencia:

-Señor, será demasiado tarde si no salvamos a Iván ahora.

5/5

El Maestro Soler frunció el ceño y miró a Liliana. El pequeño psíquico falso lo estaba copiando; el chico no se avergonzó de hacer lo mismo después de él. El Maestro Soler movió entonces su mirada al brasero, los papeles ardiendo en el pozo, y la camisa en la mano de Liliana. Él se burló.

Al enterarse de que era demasiado tarde, Karen instó:

-Por favor, Maestro Soler. Por favor… ¡Salve a mi nieto!

En lugar de usar su edad contra los Castellanos como antes, ella no mostró nada más que sinceridad hacia el practicante. A pesar de las objeciones de Camilo y Mariana, Karen los amenazó con su vida y sujetó a Camilo y Mariana por los pies para ganar tiempo para el Maestro

Soler.

El Maestro Soler suspiró.

-Al ver que estás en esa posición… te ayudaré. ¡Sandro!

Su discipulo en la parte de atrás respondió y estableció el ritual de inmediato. Karen estaba más que agradecida. Al final, su nieto tuvo la oportunidad de luchar por vivir. El Maestro Soler trabajó rápido como para mentalizar a todos. Una llama se encendió con el movimiento de su brazo, lo que llevó a muchos a quedar asombrados. Sacó una campana de latón y una espada ritual antes de rodear a Iván y vomitar palabreria.

-Maldad, vete. Demonio, vete. ¡Llamo a las grandes fuerzas para limpiar el mal en el niño!

¡Pom! ¡Pom!

El discípulo del Maestro Soler tocó el tambor. Pablo se quedó sin palabras. Sin embargo, mantuvo la compostura; Pablo dejó de apurar a Liliana porque el incienso sobre la cabeza del niño era un cronómetro que contaba hasta su muerte. Liliana no apartó la mirada de Iván. El gran alboroto le costó tiempo a Iván, y ya se habían quemado dos tercios del incienso. Lívida, Liliana gritó:

-¡Es un farsante!

-La tortuga mencionó un obstáculo. Así que este era el obstáculo-.

Los ojos de Karen se abrieron de ira.

-¿Qué sabe una niña? ¡Cierra la boca!

El Maestro Soler era un profesional formado. No habia forma de que la niña pudiera salvar a su nieto si el Maestro Soler no podía hacer nada. ¿Quién se creía ella que era? ¿Cómo podría alguien de su edad compararse con un practicante sabio?

El Maestro Soler pronunció con crueldad:

-Te aconsejo que no hables de blasfemias. El ritual está hecho. El niño recuperará la conciencia en no más de cinco minutos.

Puso sus manos detrás de su espalda, tratando de retratar un aire de no mundanalidad. Liliana comentó:

-Iván no se despierta. Lo que sea que hayas hecho no tiene sentido….

Beatriz no queria participar en ello. Este era un asunto familiar privado de los Soto; Liliana había hecho suficiente por ellos.

-Vamos, Liliana. Pueden lidiar con eso ellos mismos.

La urgencia del asunto hizo llorar a Liliana. El mundo de un niño estaba lleno de inocencia; a los niños les llevaría mucho tiempo llorar la muerte de un animal, y mucho más la de una persona. Liliana miró a Mariana y luego a Camilo. ¡Mariana ya no tenía nada que perder! Recogió a Karen del suelo y la arrastró fuera.

Karen disparó:

-¡Cómo te atreves! ¿Es así como tratas a tu suegra? Como nuera….

Mariana la arrojó por la puerta y la reprendió enojada:

-¡Como nuera, ya tuve suficiente de ti! Permíteme dejarte esto en claro. ¡Yo tomo las decisiones por mi hijo! ¡Te rompere las piernas si das un paso más!

Karen se quedó sin palabras. Ella resopló y resopló mientras la ira casi le quitaba la vida. La rabia y el dolor abrumaron todo su ser. ¡Ese de allí era su nieto también! Karen solo tenia en mente las mejores intenciones para su nieto. ¿Se equivocó al hacer lo que era bueno para su nieto?

-¿Estás intentando que maten a Iván? -gimió Karen.

En el interior, Camilo lanzó una mirada furiosa al Maestro Soler.

-O te vas, o te arrojo.

El Maestro Soler hizo una mueca. Nunca nadie le había mostrado tal falta de respeto desde que alcanzó el más alto nivel de espiritismo; oh, el nervio de los Soto; bueno, esa era la última vez que ayudaría a la familia.

-¡Argh!-

-Con su reputación en juego, el Maestro Soler se limitó a mofarse sin decir una palabra más.

Karen gritó desesperada:

-¿Estás intentando que maten a Iván? Estás matando a mi nieto….

Camilo dijo con indiferencia:

-Confio en que Liliana pueda salvar a Iván.

El Maestro Soler estuvo tentado de poner los ojos en blanco. Los Soto estaban locos por confiar en una niña. Antonio miró la hora y comentó con debilidad:

-¡Se acabaron tus cinco minutos!

Levantando la ceja, Beatriz espetó un comentario mordaz:

-¿No dijiste que el niño se despertaría en cinco minutos?

El color desapareció del rostro del Maestro Soler…

Se escuchó un grito en la parte de atrás, Liliana de alguna manera había recogido los papeles de rituales del suelo y les había prendido fuego. Si bien no fue tan espectacular como la actuación del Maestro Soler, logró encender una llama verde. Una vez que el fuego ardia, Liliana arrojó la camisa de Iván al brasero y cantó con mucha seriedad:

-Chicharos en la oscuridad para morder… ayúdame a ver la cometa…

El Maestro Soler frunció el ceño.

-¿Ver la cometa? ¿Es todo diversión y juegos para esta niña?».

-¡Tonterías!

Manteniendo una cara seria, el Maestro Soler reprendió a la niña. Su manía preferida era la gente como Liliana, que jugaba a fingir y engañaba a los demás. Sandro, el amargado discípulo del Maestro Soler, no pudo contener la lengua.

-¡Así es! ¡El ritual es una broma para ella! ¿Qué demonios es eso? Voy a comer m’erda si ella puede revivir a Iván. ¡Estoy hablando de un merda enorme!

La camisa en el fuego de repente se puso de pie por sí sola. El Maestro Soler se quedó helado mientras la declaración de Sandro llegaba a un abrupto final…


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Score 9.9
Status: Ongoing Released: 12/16/2023 Native Language: Spanish
Ocho Peculiares" by Lalia Alejos is a captivating novel that intricately weaves together the lives of eight peculiar characters, exploring the depths of their eccentricities and the interplay of their destinies in a rich narrative that transcends conventional storytelling boundaries.  

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Detail Novel

Title: Read Ocho peculiares by Lalia Alejos
Publisher: Rebootes.com
Ratings: 9.3 (Very Good)
Genre: Romance, Billionaire
Language: Spanish    
 

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Capítulo 1

Ciudad Lavanda, primera zona residencial; Mansión Juárez. Hoy era el festival de las linternas. Luces de colores estaban decoradas alrededor de la casa, dando un toque de calidez a la fría atmósfera de la Familia Juárez. De repente, un grito resonó por toda la mansión. —Ay. Seguido de un ruido sordo, ¡una mujer embarazada cayó por las escaleras! Todos se sorprendieron y corrieron hacia ella. Esteban Juárez, presidente de la Corporación Ador Juárez, preguntó rápido: —Débora, ¿estás bien? El rostro de la mujer palideció al ver la sangre fresca que le corría por las piernas. Horrorizada, respondió: —Esteban, me duele... Nuestro bebé... ¡Rápido, salva a nuestro bebé! La madame de la casa, Paula Andrade, presa del pánico, preguntó: —¿Qué sucedió?
Débora miró hacia lo alto de las escaleras con lágrimas en los ojos. Todos levantaron la vista y vieron a una niña, de unos tres años, de pie en lo alto de la escalera. Al ver la mirada de todos, abrazó con fuerza el conejo de juguete que tenía en los brazos, asustada. Ricardo Juárez rugió furioso: —¿Fuiste tú quien empujó a Débora? La niña hizo un berrinche. —No fui yo, y yo no... Mientras lloraba, Débora suplicó: —No... Papá, no es culpa de Liliana. Todavía es joven, y ella no quería... Sus palabras reafirmaron rápido que era culpa de Liliana. Los ojos de Esteban se oscurecieron, y ordenó de inmediato: —¡Enciérrenla en el ático! Me ocuparé de ella en cuanto regrese. El otro se apresuró a enviar a Débora al hospital mientras los sirvientes arrastraban a Liliana escaleras arriba. Incluso cuando se le cayó un zapato, mantuvo un rostro obstinado y no suplicó ni gritó pidiendo ayuda.

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