Read Ocho peculiares by Lalia Alejos Capítulo 216

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Capítulo 216 Beatriz sufre un accidente

Los ojos de Zacarías se pusieron rojos en silencio, y pensó que parecía patético, así que apartó a Liliana de un empujón.

Josué también recordó que, cuando era muy pequeño, la tía Juliana y la abuela tuvieron una vez una gran pelea.

Tal vez fue por la época en que nació Ana, y coincidió con la desaparición de la tía Julieta y con que la abuela estaba muy enferma y acababa de quedar postrada en una silla de ruedas.

Sólo recordaba que Zacarías cerraba la puerta con llave, se negaba a comer y la abuela subía la comida, pero la tía Juliana decía que la abuela malcriaba a Zacarías.

Luego dijo que ella podía educar a sus propios hijos, y que una suegra cualificada no debía inmiscuirse en los asuntos de la familia de su nuera.

Por aquel entonces, la abuela se trasladó a una residencia de ancianos y nunca volvió. Josué recordaba que al principio la abuela volvía a casa después de recuperarse, pero más tarde se quedó paralítica y no podía levantarse de la cama.

-Llamé a tu puerta, pero no me abriste y me dijiste que me fuera -frunció el ceño Josué.

En realidad, en aquel momento no sabía que Zacarías se había lesionado al caer del segundo piso. La tía Juliana dijo que sólo estaba resfriado, que sólo buscaba llamar la atención y que perdió los nervios a propósito sólo para competir con su hermana, Ana.

No permitió que su familia interviniera, diciendo que tenía que ser más dura con la educación de su hijo, pero más suave con su hija. Decía que un niño tenía que aprender a ser duro de corazón, y que una madre demasiado cariñosa acabaria teniendo un hijo inútil…

Zacarías puso los ojos en blanco, lleno de impaciencia:

-¿Por qué iba a abrir la puerta? Si de verdad te importara, romperías la puerta y entrarías, ¡y no te importó!

Josué abrió la boca.

En aquel momento, el tío Eduardo dijo que Zacarías tenía una madre, y que pasara lo que pasara, había nacido de la tía Juliana, y la tía Juliana no lo ignoraria.

Josué sintió que tenía sentido, después de todo, cuánto anhelaba tener una madre en ese momento, y pensó que sería bueno tener una madre, que supiera….

Josué frunció los labios, resopló y dijo con terquedad:

-Tú aún tiénes madre, nosotros no.

Zacarías:

-Prefiero no tenerla.

Josué.

Se quedó sin habla.

Liliana tomó la poción roja y consoló a Zacarías mientras le aplicaba la medicina:

-De acuerdo, de acuerdo! ¡No digas nada más!

-Zac, si no quieres perdonar, lentonces no perdones! Sólo perdona cuando creas que puedes perdonar, ¿de acuerdo?

La bonita voz de Liliana estaba llena de una calidez inexplicable, y era prolija como Beatriz:

-La tristeza del pasado es como un gran monstruo. Ahora el monstruo ha sido derrotado, y todos los días serán súper buenos en el futuro.

-¡Padre decía que por muy buena que sea la luz del sol, hay que aprender a recogerla!

Liliana era muy optimista, mientras hablaba, le aplicaba con cuidado la medicina..

Zacarías permaneció en silencio y dejó escapar un bufido por las fosas nasales…

Se miró en el espejo sin darse cuenta y se quedó boquiabierto.

—¿Así es como me aplicaste la medicina?

Tenía la cara llena de poción roja y el cabello revuelto por la pelea con Josué.

A simple vista, iparecía un fantasma!

Josué maldijo, y saltó del sofá por reflejo:

-iSupongo que has sido poseído?!

Zacarías:

Los dos volvieron a discutir un rato, aunque se regañaban con malas palabras, pero su relación parecía más estrecha que antes.

Antes de irse a dormir, Liliana se acostó en la cama y tocó a la Tortuga, que estaba acostada debajo de la

cama.

-Tortuga, ¿por qué no tienes que hacer una prueba para ser padre de otra persona?

-Ana, Josué y Dario tuvieron que examinarse, ¿por qué no tuvieron que hacerlo los padres?

Gente como la tía Juliana y su padre en la familia Juárez eran obviamente padres que suspendieron el

examen.

A los padres que suspendan el examen no se les debe permitir tener hijos. Pero, ¿por qué no tuvieron que

presentarse a un examen?

La Tortuga estaba acostada en el suelo con la cabeza, las extremidades y la cola estiradas.

Se acabaron los loros picoteándole la cabeza por la noche, estaba muy relajada.

fan solo no podía responder a la pregunta de Liliana, incluso si pudiera responder, todo lo que podía decir era que no sabía…

Después del verano, Bruno y los demás volvieron a sus puestos.

Tras enviar a los niños en el autobús escolar, Beatriz quedó libre.

Ejercitó las piernas con más diligencia, deseando poder ponerse de pie de inmediato. Sin embargo, lo extraño era que había estado haciendo mucho ejercicio estos días, pero sus piernas estaban cada vez más débiles.

Acababa de levantarse cuando, de repente, cayó al suelo con estrepito, golpeándose la cabeza contra los ladrillos de piedra del jardín,

-¡Señora Castellanos…!

La familia Castellanos entró en pánico.

Sólo cuando Liliana salió de la escuela se enteró de que Beatriz se había caído y la habían llevado al hospital.

Se apresuró a ir al hospital con Braulio, y preguntó ansiosa por el camino:

-La abuela se ha hecho daño y ha ido al hospital, ¿por qué no me lo has dicho?

El coche de Braulio iba a toda velocidad, pero era muy estable, y dijo:

-Vas a la escuela.

¿Qué otra cosa podía hacer un niño pequeño?

Liliana volvió a preguntar:

-¿Por qué se cayó la abuelita?

Braulio dijo:

-Cuando estaba haciendo ejercicio y caminando, de repente se cayó.

Liliana se quedó desconcertada y preguntó rápido:

-Ha hecho ejercicio la abuela?

Braulio tarareó, sólo para ver a Liliana en el asiento trasero enfadándose.

Preguntó extrañado:

-¿Por qué?

Liliana tenia las mejillas abultadas y los labios estirados en linea recta.

–Zac y yo lo dijimos cuando subimos al avión, la abuela no puede hacer ejercicio, inunca me haces caso!

La niña lo dijo, pero en aquel momento todos pensaban en los dos niños que salieron por su cuenta, y los expertos decían que debía hacer ejercicio en cuanto pudiera ponerse de pie, para estimular los músculos y los nervios…

Beatriz también estaba inmersa en la emoción de poder levantarse, así que todo el mundo se olvidó de lo que dijo Liliana.

Braulio dijo:

-No debería tener nada que ver con esto… Los expertos de la residencia dijeron que, si podía ponerse de pie, debería caminar más.

Liliana se enfadó aún más de inmediato:

-¡Yo soy la experta!

Braulio:

Sólo pensó que Liliana decía tonterías por desesperación.

En el pasado, Liliana daba masajes a Beatriz de vez en cuando, pero Beatriz llevaba cinco años sin poder mantenerse en pie y era obvio que no podría recuperarse sólo con masajes.

-Estate tranquila cuando llegues al hospital más tarde se limitó a decirle Braulio.

En el hospital, Beatriz estaba acostada en la cama con un paño blanco envolviéndole la cabeza, y acababa de terminar la operación.

Se golpeó la cabeza contra los ladrillos de piedra del jardín y sufrió una hemorragia cerebral.

No se había despertado desde la operación.

Liliana agarró la mano de Beatriz y gritó:

-Abuela…

Entraron varios médicos, uno de ellos no llevaba bata blanca, pero discutía el estado con los médicos.

Al ver a Liliana, frunció el ceño y dijo:

-Familiares, por favor, salgan. Hemos dicho que es mejor no molestar al paciente. La paciente necesita descansar ahora.

Liliana se quedó mirando al médico de barba medio canosa que tenia delante.

Hablaba con otros médicos:

-La Señora Castellanos ha estado haciendo rehabilitación en nuestra residencia. Hace unos días, pudo ponerse de pie de repente, lo que demuestra que nuestra rehabilitación es eficaz…

Le pedi que trabajara duro para recuperarse, quizá se precipitó, lo que provocó la caída

Los otros médicos asintieron:

-EITAC cerebral mostró que tenia una hemorragia cerebral.

El médico de barba gris asintió:

-Si, es un viejo problema. Sin embargo, ahora está fuera de peligro. Comprendo su estado. Ahora solo necesita descansar y no puede ser despertada.

Liliana:

 


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Score 9.9
Status: Ongoing Released: 12/16/2023 Native Language: Spanish
Ocho Peculiares" by Lalia Alejos is a captivating novel that intricately weaves together the lives of eight peculiar characters, exploring the depths of their eccentricities and the interplay of their destinies in a rich narrative that transcends conventional storytelling boundaries.  

Read Ocho peculiares by Lalia Alejos

Detail Novel

Title: Read Ocho peculiares by Lalia Alejos
Publisher: Rebootes.com
Ratings: 9.3 (Very Good)
Genre: Romance, Billionaire
Language: Spanish    
 

Read Ocho peculiares by Lalia Alejos

Capítulo 1

Ciudad Lavanda, primera zona residencial; Mansión Juárez. Hoy era el festival de las linternas. Luces de colores estaban decoradas alrededor de la casa, dando un toque de calidez a la fría atmósfera de la Familia Juárez. De repente, un grito resonó por toda la mansión. —Ay. Seguido de un ruido sordo, ¡una mujer embarazada cayó por las escaleras! Todos se sorprendieron y corrieron hacia ella. Esteban Juárez, presidente de la Corporación Ador Juárez, preguntó rápido: —Débora, ¿estás bien? El rostro de la mujer palideció al ver la sangre fresca que le corría por las piernas. Horrorizada, respondió: —Esteban, me duele... Nuestro bebé... ¡Rápido, salva a nuestro bebé! La madame de la casa, Paula Andrade, presa del pánico, preguntó: —¿Qué sucedió?
Débora miró hacia lo alto de las escaleras con lágrimas en los ojos. Todos levantaron la vista y vieron a una niña, de unos tres años, de pie en lo alto de la escalera. Al ver la mirada de todos, abrazó con fuerza el conejo de juguete que tenía en los brazos, asustada. Ricardo Juárez rugió furioso: —¿Fuiste tú quien empujó a Débora? La niña hizo un berrinche. —No fui yo, y yo no... Mientras lloraba, Débora suplicó: —No... Papá, no es culpa de Liliana. Todavía es joven, y ella no quería... Sus palabras reafirmaron rápido que era culpa de Liliana. Los ojos de Esteban se oscurecieron, y ordenó de inmediato: —¡Enciérrenla en el ático! Me ocuparé de ella en cuanto regrese. El otro se apresuró a enviar a Débora al hospital mientras los sirvientes arrastraban a Liliana escaleras arriba. Incluso cuando se le cayó un zapato, mantuvo un rostro obstinado y no suplicó ni gritó pidiendo ayuda.

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