Read Ocho peculiares by Lalia Alejos Capítulo 19

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Capítulo 19 Condenando a Liliana

Galena abrazó a Ana con lágrimas en los ojos. La reconfortó:

-Buena chica. Fue Liliana la que te pegó primero. Mi bebé, no llores….

Dario dijo con frialdad e inexpresivo:

-Tia Galena, puedes preguntarles a otras personas si quieres saber quién le pegó a quién primero.

Darío estaba sin palabras. No le agradaba su hermana, pero odiaba a Ana incluso más. Los niños a su alrededor se miraron entre si.

-Carolina, dime.

La niña llamada Carolina se quedó impactada. Miró a Galena antes de mirar a su madre.

-No… no vi bien. Creo que fue la Señorita Liliana quien le pegó a la Señorita Ana primero….

Darío frunció el ceño cuando escuchó esa respuesta. Fue Ana quien cayó sobre Liliana primero, ¿cómo pudo ser Liliana quien le pegó a Ana primero?

-¿Qué dijiste? Dilo de nuevo.

El miró a Carolina y habló con una voz fría como la de su padre. Carolina no tenía palabras y se aferró a la blusa de su madre. Agachó la cabeza y no dijo nada. Todos los demás se quedaron mudos. Se había rumorado que la niña que los Castellanos habían adoptado era mala. Ella había provocado el aborto de su madrastra y les pidió a sus tíos que llevaran a la Familia Juárez a la bancarrota. La Familia Castellanos estaban consintiendo a Liliana por lo que le debían a Julieta. Parecía que el rumor era cierto después de ver lo que hizo Darío.

-Señor Darío, ¡por favor deje de asustar a Carolina! ¡Ella solo estaba diciendo la verdad!

-Van a malcriar a la Señorita Liliana. Aunque es triste que no tenga una madre a una edad tan joven, no deberian hacer esto…

Ana comenzó a llorar más fuerte cuando vio que todos estaban de su lado. Todos estaban culpando a Liliana. Liliana apretó los puños. No sabía por qué los adultos la culpaban si ella no había hecho nada malo. Se preguntaba si el mundo de un adulto era diferente al de ella. Liliana insistió:

-¡Yo no hice nada mal! ¡Ella mintió! El tío Antonio me compró este vestido. Fue Ana quien me pegó primero…

Antes de que pudiera terminar, Galena la interrumpió:

-¡Suficiente! Mira la cara amoratada de Ana. ¿Qué más tienes que decir en tu defensa?

Liliana se quedó sin palabras. Galena se puso de cuclillas y abrazó a Ana.

-Buena chica. Deja de llorar. Regresemos primero.

Ana siguió llorando más fuerte.

-¡No! ¡No voy a regresar! ¡Quiero mi vestido!

La explicación de Liliana se cubrió por sus sollozos y las palabras de todos los demás. Se quedó sola entre la multitud. Darío estaba muy molesto con su hermana conflictiva. Mientras trataba de jalar a Liliana detrás de él, una figura grande cargó a Liliana en sus brazos. Antonio miró alrededor y preguntó con frialdad:

-¿Qué pasa?

Su rostro era tan aterrador. Carolina tuvo tanto miedo que tuvo que esconderse detrás de la espalda de su madre. Todos comenzaron a condenar a Liliana.

-La Señorita Ana corrió y dijo que el vestido de la Señorita Liliana le pertenecia. La Señorita Liliana le pegó sin decir nada.

-Si, la Señorita Liliana incluso trató de aplastar el rostro de la Señorita Ana contra el pastel.

Antonio se rio:

-¿Ustedes mismos vieron el incidente?

Hugo camino hacia ellos con un bastón en la mano, también. Su tono fue firme:

-Creo que Liliana no es alguien que haría eso. ¿Quién dijo que fue culpa de Liliana? ¡Que salga!

Todos se quedaron impactados y miraron hacia Carolina. Carolina no se atrevió a dar un paso, mientras Ana seguía llorando. La madre de Carolina sonrió y dijo:

-Cálmense. Tal vez Carolina solo se equivocó, no es común que los niños discutan?

Sin embargo, todos la ignoraron. Galena se sintió incómoda con la atmósfera. Estaba agraviada y dijo con suavidad:

-Vámonos, Ana. Ni siquiera se supone que deberíamos estar aquí, en primer lugar.

Todos le tuvieron lástima a Galena y miraron a Liliana de una forma peculiar. Liliana se sintió indiferente, ya que estaba acostumbrada a las situaciones como esa. Cuando estaba en la Familia Juárez, su padre la interrogaba cuando su tía se lastimaba o estaba llorando. Su padre siempre la golpeaba cuando ella trataba de explicarse.

Liliana se acostumbró a eso con el tiempo. No decía nada incluso cuando las personas dudaban de ella o la odiaban. Pero esa vez fue diferente; no quería que Antonio y su abuelo la malentendieran. Reunió el coraje y dijo:

-Estaba cortando el pastel hace rato. Ana corrió hacia mí y agarró mi vestido. Luego me pegó. Luego, yo me enoje mucho. Entonces, la empuje.

Liliana era mala para formular oraciones, pero describió todo el incidente con claridad. Antonio y Ricardo sabían que su suposición era correcta. Fue Ana quien le pegó a Liliana primero. Galena se paró firme y dijo:

-¿Estás diciendo que Ana fue quien te pegó primero? Puede que Ana sea consentida, pero ella no les pega a las personas.

Ricardo dijo enojado:

-¿No sabes bien si golpearía a alguien?

Galena respondió en voz alta:

-Hugo, ¿qué sé yo? Solo sé que cada uno de ustedes está en contra de Ana desde que Liliana llegó a la familia. Ana se ha comportado de este modo porque todos ustedes la acorralaron. ¡Ella no hizo nada malo!

Todos comenzaron a murmurar. Lo que Galena dijo probaba su asunción de que Liliana era una buscapleitos, y que ella era quien fragmentó a la familia. En su opinión, Ana no lloraría tan fuerte si estuviera mintiendo.

Luis estaba enojado, pero solo dijo la palabra:

-¡Callense! -Tomó la mano de Galena y le ordenó-: ¡Ven conmigo!

Galena sacudió su mano y se rehusó. Ana vio a sus padres pelear y comenzó a gritar. Antonio comentó con voz fría:

-Julio, ve por la grabación de la cámara de seguridad.

Galena se aturdió…

-¿Va a ir por la grabación? ¿De verdad están tratando de acorralar a Ana?».

Galena respondió, atragantándose:

-¡No hay necesidad de eso! ¡Me iré con Ana!

Cargó a Ana, pero Ana no quería irse. Ambas estaban llorando juntas. Todos las miraron con lástima. Elena Junco, la abuela de Ana dijo:

-¡Calmate! ¡Es normal que los niños discutan! ¿Necesitas tomarte esto tan en serio?

La anciana estaba sonriendo y tratando de mediar la situación. Sin embargo, olvidó que ella fue quien empezó. Antonio la ignoró. Julio llevó una memoria portátil poco después y habló:

-Señor, tengo la grabación. ¿Va a revisarla?

Antonio respondió:

-Saca la pantalla y el proyector. ¡Muéstranos la grabación!

Galena estaba impactada. Preguntó:

-¿Por qué tienes que hacer esto?

Antonio se rio.

-¿No dijiste que Ana no le pegaría a nadie? ¿A qué le tienes miedo?

Galena se quedó sin palabras. La pantalla se instaló, y lo que ocurrió en el jardin se mostró….


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Score 9.9
Status: Ongoing Released: 12/16/2023 Native Language: Spanish
Ocho Peculiares" by Lalia Alejos is a captivating novel that intricately weaves together the lives of eight peculiar characters, exploring the depths of their eccentricities and the interplay of their destinies in a rich narrative that transcends conventional storytelling boundaries.  

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Detail Novel

Title: Read Ocho peculiares by Lalia Alejos
Publisher: Rebootes.com
Ratings: 9.3 (Very Good)
Genre: Romance, Billionaire
Language: Spanish    
 

Read Ocho peculiares by Lalia Alejos

Capítulo 1

Ciudad Lavanda, primera zona residencial; Mansión Juárez. Hoy era el festival de las linternas. Luces de colores estaban decoradas alrededor de la casa, dando un toque de calidez a la fría atmósfera de la Familia Juárez. De repente, un grito resonó por toda la mansión. —Ay. Seguido de un ruido sordo, ¡una mujer embarazada cayó por las escaleras! Todos se sorprendieron y corrieron hacia ella. Esteban Juárez, presidente de la Corporación Ador Juárez, preguntó rápido: —Débora, ¿estás bien? El rostro de la mujer palideció al ver la sangre fresca que le corría por las piernas. Horrorizada, respondió: —Esteban, me duele... Nuestro bebé... ¡Rápido, salva a nuestro bebé! La madame de la casa, Paula Andrade, presa del pánico, preguntó: —¿Qué sucedió?
Débora miró hacia lo alto de las escaleras con lágrimas en los ojos. Todos levantaron la vista y vieron a una niña, de unos tres años, de pie en lo alto de la escalera. Al ver la mirada de todos, abrazó con fuerza el conejo de juguete que tenía en los brazos, asustada. Ricardo Juárez rugió furioso: —¿Fuiste tú quien empujó a Débora? La niña hizo un berrinche. —No fui yo, y yo no... Mientras lloraba, Débora suplicó: —No... Papá, no es culpa de Liliana. Todavía es joven, y ella no quería... Sus palabras reafirmaron rápido que era culpa de Liliana. Los ojos de Esteban se oscurecieron, y ordenó de inmediato: —¡Enciérrenla en el ático! Me ocuparé de ella en cuanto regrese. El otro se apresuró a enviar a Débora al hospital mientras los sirvientes arrastraban a Liliana escaleras arriba. Incluso cuando se le cayó un zapato, mantuvo un rostro obstinado y no suplicó ni gritó pidiendo ayuda.

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