Read Ocho peculiares by Lalia Alejos Capítulo 154

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Capítulo 154 ¿A tu padre le gustan las cartas de superhéroes?

Al ver a Liliana decir con orgullo a los niños ese es mi padre. Eduardo sintió envidia. Resopló con coraje. levantó la mano y dijo:

Alla vey!

El tío Eduardo no podía creerlo, había estado en la construcción todo el año y era fuerte de físico, pero no podía luchar contra Braulio.

Cuando los niños volvieron a ver avanzar al maleante, gritaron aún más excitados:

-Vamos, instructor Mendoza! Instructor Mendoza, icuidado! ¡Derrote al maleante! ¡Dele una paliza!

Liliana vio a su padre y luego a su tio Eduardo. El tio Eduardo no tenía a nadie que le ayudara, así que la niña gritó a pleno pulmón:

-¡Vamos, instructor Mendoza! ¡Adelante, pandillero!

Cuando Liliana gritó, Ana también gritó:

-¡Vamos! ¡Adelante! ¡Ustedes pueden!

Los chicos volvieron a quedarse atónitos, ¿qué estaba pasando? Liliana señaló a Eduardo y explicó:

-¡No es un pandillero de verdad! Es mi tío Eduardo.

Los niños comprendieron de repente. Eduardo ignoró de manera automática la primera mitad de la frase de Liliana y solo escuchó la frase adelante, pandillero». De inmediato sonrió de alegría, sintiendo que estaba lleno de fuerza, ¡y que ahora podía volcar una vaca sin ningún problema!

-¡Adelante!

Eduardo enganchó los dedos, lleno de provocación. Esa mirada era por completo él haciéndose el valiente. En el segundo siguiente, Braulio lo agarró de repente de la muñeca y cayó al suelo con estrépito. Braulio se movió tan rápido que nadie pudo verlo con claridad y el pandillero fue derrotado.

Los niños vitorearon y aplaudieron, las niñas observaron a Braulio como si vieran a un gran personaje y los más pequeños admiraron a Braulio como si vieran a un superhéroe.

Eduardo se sonrojó y dijo en voz alta:

-¡Hazlo otra vez! El ataque furtivo de este tipo no cuenta.

Braulio levantó las cejas.

-Está bien.

Eduardo se levantó y vio que Braulio se giraba para ver a Liliana.

iLos soldados no temen engañar!-.

Eduardo se precipitó a toda velocidad hacia delante, dispuesto a derribar a Braulio mientras este ne

prestaba atención. Braulio no parecía darse cuenta, los niños exclamaban una y otra vez, y agitaban sus

manos con ansiedad:

-Detrás de usted… detrás! Ah…

Una sonrisa riunfal apareció en los ojos de Eduardo, sin embargo, justo cuando su mano tocó a Braulio, hubo orro estallido, el mundo giró y él volvió a caer al suelo.

-Aab…

Algunas niñas saltaron emocionadas.

-impresionante!

Un niño de la clase grande dominaba el vocabulario de alta calidad de los seres humanos y no paraba de gritar:

-iC rajo! ilmpresionante! ¡666!

Papi Mendoza causaba sensación en el jardín de niños, pero Eduardo era todo lo contrario. No importaba cómo se enfrentaba a Braulio, acababa tirado en el suelo en la misma postura. ¡Estaba a punto de vomitar sangre!

Los niños no se cansaban de este simulacro a prueba de explosiones. De vuelta al aula, algunos niños incluso imitaron a Braulio, envidiosos de que Liliana tuviera un padre así. En ese momento, Liliana se despedía de su padre y de su tío Eduardo. Los ojos de la niña estaban llenos de estrellitas de adoración.

-¡Papi estuvo increíble!

Braulio estiró la mano y le frotó la cabeza, con la comisura de la boca un poco levantada.

-Mmm.

Al ver que el tío Eduardo se cruzaba de brazos y parecía un poco descontento, Liliana volvió a decir:

-¡El tío Eduardo tuvo mucho éxito como maleante hoy! También es muy poderoso. ¡Si otros pandilleros cayeran así, seguro que tendrían la nariz magullada y el rostro hinchado! ¡El tío Eduardo sigue siendo tan guapo!

Liliana en verdad pensó que el tío Eduardo era increible, así que lo felicitó, elogiandolo con sinceridad. La pequeña melancolía en el corazón de Eduardo desapareció en un instante, se apresuro a preguntar:

-¿En serio?

Liliana asintió con entusiasmo:

-De verdad!

Eduardo sonrió de repente, sintiendo alivio en su corazón.

-Mira, su sobrinita lo elogió!

-Lo honramos por su buena interpretación de pandillero,

13 no Eduardo se tue satisfecho, Laliana, la pequeña diplomática, guardó sin querer los sentimientos de todos por igual

Cuando Braulio regresó, se ocupó de algunas cosas y vio la hora. Era casi la hora de terminar la escuela. Se cambio de ropa y condujo para recoger a Liliana. El hombre pensó en un principio que su estilo de conducción era bastante arrogante, pero no esperaba que un auto lo adelantara en la carretera.

Una joven entró en pánico y levantó las manos.

-Lo siento, lo siento…

Antes de que desapareciera el ruido, el auto pasó silbando. Braulio levantó las cejas. No podía ver fantasmas, asi que no podía ver a Julieta pegada al cuerpo de Gema. Vio cómo el auto circulaba torcido en forma de eses, adelantaba a los otros dos autos y apenas se detenia.

Había bastantes autos en la carretera, pero ella salió ilesa. Braulio apoyó la mano en la ventanilla del auto e inclinó un poco la cabeza.

-Tch. tch. ¡Qué buenas habilidades para manejar!

En este momento en el auto de adelante, Gema dijo en secreto que era peligroso. Le fallaron los frenos y. extrañamente, estaba bien.

-Es increible… -murmuró Gema-. Esto es suerte o no?

¿Cómo puede fallar un buen freno si tienes suerte?».

Si tuviera mala suerte, fallarían los frenos de los aros rápidos de tantos autos y ella estaría bien.

Gema condujo el auto hasta una lateral, se detuvo e hizo una llamada. No sabia qué decir y expresó:

-Oye, esa es la tienda de Leo? Quiero decir, ies esa la Tienda 4S?

Gema se quedó atónita por un momento.

-No, ¿cómo pude haber dicho algo como la Tienda de Leo?».

Cuando Braulio llegó al jardín de niños, resultó que era después de clase. Liliana salio, los otros niños la saludaron durante todo el camino.

-¡Hola! ¡Qué tal, Liliana! Me agrada mucho tu padre. La próxima vez, ipídele a tu padre que vayamos juntos al parque de atracciones!

Liliana, Liliana, vamos juntos! ¡Yo también tomó el autobús escolar!

Liliana, aquí estás! -Una niña se acercó corriendo y le puso una paleta en la mano y entonces se le luminaron los ojos. A tu padre le gustan las cartas de superhéroes?

Lahana lo pensé por un momento.

Eso Creo

Parece que a los chicos les gustan los superhéroes-,

La niña se alegró de inmediato.

-¡La próxima vez traeré una tarjeta de superhéroe para tu padre!

Varias otras niñas también se reunieron alrededor, platicando y preguntando a Liliana por Braulio. Mientras hablaba, vio a Braulio de pie frente a la puerta del colegio con una mano en el bolsillo.

La niña que dijo que le iba a dar a Braulio una tarjeta de superhéroe de repente se quedó boquiabierta.

-¡Miren! ¡Es el instructor Mendoza!

Un grupo de niños salió corriendo. Los profesores se apresuraron a jalar de la gente, con la frente cubierta de sudor.

Liliana estaba asombrada.

¡Guau, mi papá es tan popular!».

En ese momento, Ana se acercó corriendo y tomó la mano de Liliana:

-¿Qué pasa?

Un grupo de cabecitas rodeó al alto Braulio, haciendo preguntas una a una. Una niña lo saludó:

-¡Hola, instructor Mendoza! Me agrada usted, instructor.

Braulio se puso serio. Otra niña también se acercó a hablarle.

-Instructor Mendoza, quiero hacerle una pregunta, ¿cómo llegó a ser tan alto?

Los niños que adoraban a los héroes también admiraban la altura de Braulio. Braulio dijo:

-Mmm, come con regularidad, vete a la cama a la hora, come menos dulces y lee más los periódicos.

Otra niña se sorprendió.

-¿De verdad? Mi madre no para de decirmelo, pero nunca lo creí.

-¡Ahora deberia irme a casa, comer y dormir!».

Después de alejarse por fin, Braulio tomó la mano de Liliana y le preguntó:

-¿Cómo te sentiste hoy en el colegio? Fuiste feliz?

Liliana respondió:

–Estuvo genial! Papi, iquiero comer helado!

Ana levantó de inmediato la mano.

Ito, yo también quiero!

Braulio hizo un gesto con la mano y metió las dos cabecitas en el auto.

–Adelante! ¡A comer helado!

El imponente auto se alejó, dejando atrás miradas de envidia.


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Score 9.9
Status: Ongoing Released: 12/16/2023 Native Language: Spanish
Ocho Peculiares" by Lalia Alejos is a captivating novel that intricately weaves together the lives of eight peculiar characters, exploring the depths of their eccentricities and the interplay of their destinies in a rich narrative that transcends conventional storytelling boundaries.  

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Detail Novel

Title: Read Ocho peculiares by Lalia Alejos
Publisher: Rebootes.com
Ratings: 9.3 (Very Good)
Genre: Romance, Billionaire
Language: Spanish    
 

Read Ocho peculiares by Lalia Alejos

Capítulo 1

Ciudad Lavanda, primera zona residencial; Mansión Juárez. Hoy era el festival de las linternas. Luces de colores estaban decoradas alrededor de la casa, dando un toque de calidez a la fría atmósfera de la Familia Juárez. De repente, un grito resonó por toda la mansión. —Ay. Seguido de un ruido sordo, ¡una mujer embarazada cayó por las escaleras! Todos se sorprendieron y corrieron hacia ella. Esteban Juárez, presidente de la Corporación Ador Juárez, preguntó rápido: —Débora, ¿estás bien? El rostro de la mujer palideció al ver la sangre fresca que le corría por las piernas. Horrorizada, respondió: —Esteban, me duele... Nuestro bebé... ¡Rápido, salva a nuestro bebé! La madame de la casa, Paula Andrade, presa del pánico, preguntó: —¿Qué sucedió?
Débora miró hacia lo alto de las escaleras con lágrimas en los ojos. Todos levantaron la vista y vieron a una niña, de unos tres años, de pie en lo alto de la escalera. Al ver la mirada de todos, abrazó con fuerza el conejo de juguete que tenía en los brazos, asustada. Ricardo Juárez rugió furioso: —¿Fuiste tú quien empujó a Débora? La niña hizo un berrinche. —No fui yo, y yo no... Mientras lloraba, Débora suplicó: —No... Papá, no es culpa de Liliana. Todavía es joven, y ella no quería... Sus palabras reafirmaron rápido que era culpa de Liliana. Los ojos de Esteban se oscurecieron, y ordenó de inmediato: —¡Enciérrenla en el ático! Me ocuparé de ella en cuanto regrese. El otro se apresuró a enviar a Débora al hospital mientras los sirvientes arrastraban a Liliana escaleras arriba. Incluso cuando se le cayó un zapato, mantuvo un rostro obstinado y no suplicó ni gritó pidiendo ayuda.

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