Read Ocho peculiares by Lalia Alejos Capítulo 151

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Capitulo 151 La pequeña Liliana busca a mamá

Gema llevaba una caja de bebidas y caminaba hacia el estacionamiento con expresión estupefacta. Había tenido mucha suerte estos días, como si ella misma fuera un amuleto de la suerte.

Tenia tana suerte que, seguro que le regalaban una bebida cada vez que compraba otra, podía tirar la basura directo al bote por muy lejos que estuviera y conseguía una yema doble incluso por el simple hecho de romper un huevo cualquiera.

Gema guardó la caja de bebidas y se marchó. Detrás de ella, la fantasma Julieta abrió los ojos y se vio cubierta de luz dorada, como una joya.

-¿Cómo terminé subida en esta chica? -Julieta se sintió tan rara que quiso intentar marcharse, pero se dio cuenta de que no podia-. Eso es extraño…

Julieta no lo podía creer, así que lo intentó con todas sus fuerzas, pero chocó con el volante. En ese momento, un gran camión se abalanzó sin control con un áspero sonido de claxon. El auto chirrió y se desvió debido al brusco frenazo.

Antes de que Gema pudiera reaccionar, su volante giró de manera inexplicable, iesquivando por poco el gran camión! Con una serie de fuertes ruidos, el gran camión empujó a varios autos pequeños y luego se detuvo a quinientos metros de distancia.

Gema se asustó tanto que palideció y se detuvo a toda prisa a la orilla del camino. Los transeuntes se quedaron atónitos.

-¡Esta persona tuvo mucha suerte!

-¡Logró esquivar el camión fuera de control!».

-Oh cielos, pensé que iba a ser aplastada hace un momento y si no moria, el daño también sería fatal… ¡No esperaba que fuera capaz de sobrevivir!

-¡Ni un trozo de pintura del auto!

-¿Qué clase de ser humano inmortal es este….

Todos los transeuntes quedaron asombrados y corrieron hacia el frente para contemplar la escena del accidente de auto.

Gema también echó un vistazo, varios autos fueron terriblemente golpeados, solo ella salió ilesa.

-Oh eso estuvo cerca…

Se palmeó el pecho con miedo persistente y se alejó a toda prisa. De vuelta en su residencia, ocurrió algo aún más increíble. La propietaria de la tienda de lotería torció el cuello para ver a Gema y se apresuro a acercarse a ella. Bajó la voz, vio a izquierda y derecha y preguntó:

-Oye, Gema! Mira el billete de loteria que compraste anoche, ite tocó un premio! ¡Cinco millones! Recuerdo la cadena de números que elegiste…

Gema rebuscó en su bolsillo y dijo:

-No es posible, no es tan fácil ganar cinco millones, solo elegí las cifras de ayer al azar…

La propietaria lo vio, se palmeó el muslo y dijo emocionada:

-¡Eso es! ¡Es la fecha de ayer! 20 22 05 16 21 19 01! 12022, 16 de mayo, 21:19! ¡Acabas de ganar el premio mayor de la loteria! ¡Cinco millones! ¡Santo cielo, Gema, tú…tú… itú eres rica!

Gema no lo podía creer.

-¿Cómo?

La mujer se quedó viendo el billete de loteria, anonadada.

-Increíble!, ieso es cierto?».

Gema no se podia mover. En definitiva, estaba poseída por el amuleto de la suerte. Estaba emocionada y entonces se dio cuenta de que iba a llegar tarde, asi que se cambió de ropa y se apresuró a ir a la Universidad Jasen.

Era la mitad de la primera clase de la mañana y se coló por la puerta trasera del aula, justo a tiempo para escuchar al profesor decir:

-Bien, la mitad de la clase ya terminó. No creo que todos estén despiertos. Control de asistencia ahora. El profesor vio que todos se dormian, asi que decidió hacer algo emocionante y eso era pasar lista-.

¡Gema!

Gema, que acababa de sentarse, levantó al instante la mano.

-¡Aquí!

El profesor echó un vistazo y siguió con la lista. Las dos compañeras que estaban junto a Gema la vieron sorprendidas.

-Maldición, qué clase de suerte tienes….

Gema respondió:

-Mmm, promedio, para este mundo.

Las compañeras se quedaron en silencio.

Detrás de la Universidad Jasen, en el lugar donde acababa de ocurrir el accidente de auto. Liliana se agachó

a un lado de la carretera, observando extrañada los autos que iban y venían.

-Maestro, ¿por qué nos escabullimos?

Resultó que Pablo no encontraba a Julieta, así que quiso llevar a pasear a Liliana. Calculó que, si queria encontrar a Julieta, aún tenía que confiar en Liliana.

Ahora veia el accidente de auto que tenia delante, ocho autos chocaron seguidos, uno murió y siete result on heridos, comprobo todos los muertos y los siete heridos, pero seguia sin encontrar a Julieta.

-Extraño, el hexagrama dice que está aquí.. Pensé que en verdad habría una transmigración del alma…

Lo normal seria morir en an accidente de auto, de avión, por el estallido de una bomba, entre muchos otros y viajar en el tiempo».

Resultó que estaba pensando demasiado. Hubo un accidente de auto, pero Julieta seguía sin aparecer.

Liliana se levantó de repente, y palmeó con seriedad el brazo de Pablo:

-Maestro, ¿qué problema tiene, digamelo? Yo le puedo ayudar al Maestro.

Pablo no contestó. Después de deliberar mucho, dijo con dificultad:

-Liliana, hace unos dias tu madre volvió a casa por última vez antes de reencarnarse, pero se perdió por accidente…

Liliana se quedó paralizada.

-¿Mami se perdió?-.

Pablo se tocó la nariz.

-Es

que… ocurrió un pequeño accidente, el alma de tu madre se convirtió en una estrella y salió volando… Yo la busqué durante dos dias, pero no pude encontrarla. Queremos encontrar a tu madre y enviarla a

reencarnarse…

Al instante. Liliana dijo con urgencia:

-Maestro, ¿por qué no lo dijo antes?

Pablo quiso contestar algo, pero Liliana corrió con el muñeco de conejo en los brazos.

-¡Rápido, busquemos juntos a mamá!

Mamá… ¡Podría volver a ver a mamá!”.

Liliana no podía evitar sentirse ansiosa, aunque en la Familia Castellanos, sus abuelos y tios eran muy amables con ella. No obstante, aún queria volver a ver a su madre.

Liliana utilizó el dedo para hacer algunos cálculos, luego buscó por todas partes, cruzó la calle, se dirigió sin darse cuenta a la puerta trasera de la Universidad Jasen y entró corriendo sin ver atrás.

Pablo dijo:

-Liliana?

En el otro extremo, Gema terminó la clase y vio el horario.

El profesor va a salir más temprano esta tarde?

Estaba bien, pensaba ir a ver una nueva película que se estrenaba. Sin siquiera descarlo, el profesor saldria temprano ese día. ¿Quién más podría tener esa suerte? Gema se alegró, subió al auto y se marchó con el

bro en brazos.

Et cuanto el auto se marchó, Liliana encontró la puerta de su clase y vio a su alrededor.

-Mamá tampoco está agra! -Liliana estaba decepcionada.

Qué extraño, jacababa de calcular que su madre estaba en ese lugar! Sentía como si el destino les estuviera gastando una broma, poco sabían Liliana y Pablo, ahora que Julieta estaba poseída por Gema, todo se basaba en los pensamientos de la anfitriona Gema.

De camino a casa, Liliana se recostó en el borde de la ventanilla del auto, viendo la calle.

Mama, mamá…

Ella seguia murmurando, sus hermosos ojos negros estaban llenos de decepción. Después de comer, Liliana se enteró por su maestro y su padre de que su madre habia desaparecido en casa de los Castellanos, así que empezó a buscar por el patio.

Todos los miembros de la Familia Castellanos vieron perplejos a la pequeña niña blanca que corría por todo el patio. La vieron hurgar entre los arbustos, trepar por los árboles y recostarse junto al estanque de rocas. En el arreglo de rocas que había en el jardin, Liliana asomó la cabeza.

-Hola, está aquí mi mama?

Tortuga observaba a la niña. En el gallinero provisional, detrás de la cocina, Liliana abrió el corral de las gallinas.

-Oigan, gallinas, han visto a mi madre?

Las gallinas también observaron a Liliana. Incluso antes de irse a la cama por la noche, Liliana corrió al balcón y separó las alas de Poli.

-Poli, Poli, ise escondió mamá en tus plumas?

Poli parloteó:

-No, no tengo una mamá…

Después de armar un alboroto toda la noche, Liliana por fin se durmió.

Pablo estaba sorprendido

Esta… Esta reacción fue demasiado grande…”.

Todos los Castellanos parecían preocupados.

¿La pequeña comienza a extrañar a su madre?”.

Debe extrañar a su madre.

La Abuela Castellanos se sintió muy triste, sus ojos se ponían rojos cuando pensaba en Julieta.

Pobre niña… tu madre nunca pudo volver…..

 


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Read Ocho peculiares by Lalia Alejos

Score 9.9
Status: Ongoing Released: 12/16/2023 Native Language: Spanish
Ocho Peculiares" by Lalia Alejos is a captivating novel that intricately weaves together the lives of eight peculiar characters, exploring the depths of their eccentricities and the interplay of their destinies in a rich narrative that transcends conventional storytelling boundaries.  

Read Ocho peculiares by Lalia Alejos

Detail Novel

Title: Read Ocho peculiares by Lalia Alejos
Publisher: Rebootes.com
Ratings: 9.3 (Very Good)
Genre: Romance, Billionaire
Language: Spanish    
 

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Capítulo 1

Ciudad Lavanda, primera zona residencial; Mansión Juárez. Hoy era el festival de las linternas. Luces de colores estaban decoradas alrededor de la casa, dando un toque de calidez a la fría atmósfera de la Familia Juárez. De repente, un grito resonó por toda la mansión. —Ay. Seguido de un ruido sordo, ¡una mujer embarazada cayó por las escaleras! Todos se sorprendieron y corrieron hacia ella. Esteban Juárez, presidente de la Corporación Ador Juárez, preguntó rápido: —Débora, ¿estás bien? El rostro de la mujer palideció al ver la sangre fresca que le corría por las piernas. Horrorizada, respondió: —Esteban, me duele... Nuestro bebé... ¡Rápido, salva a nuestro bebé! La madame de la casa, Paula Andrade, presa del pánico, preguntó: —¿Qué sucedió?
Débora miró hacia lo alto de las escaleras con lágrimas en los ojos. Todos levantaron la vista y vieron a una niña, de unos tres años, de pie en lo alto de la escalera. Al ver la mirada de todos, abrazó con fuerza el conejo de juguete que tenía en los brazos, asustada. Ricardo Juárez rugió furioso: —¿Fuiste tú quien empujó a Débora? La niña hizo un berrinche. —No fui yo, y yo no... Mientras lloraba, Débora suplicó: —No... Papá, no es culpa de Liliana. Todavía es joven, y ella no quería... Sus palabras reafirmaron rápido que era culpa de Liliana. Los ojos de Esteban se oscurecieron, y ordenó de inmediato: —¡Enciérrenla en el ático! Me ocuparé de ella en cuanto regrese. El otro se apresuró a enviar a Débora al hospital mientras los sirvientes arrastraban a Liliana escaleras arriba. Incluso cuando se le cayó un zapato, mantuvo un rostro obstinado y no suplicó ni gritó pidiendo ayuda.

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