Read Ocho peculiares by Lalia Alejos Capítulo 119

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Capítulo 119 El maestro regresó

El brazalete rojo en la muñeca de Liliana seguía brillando, aliviando algo de presión en su pecho. Sin embargo, seguía sintiéndose débil y sin fuerzas. Braulio levantó a Liliana y le dijo:

-Vamos al hospital! ¡Vamos al hospital!

Sintió una sensación de pánico, un sentimiento de impotencia que escapaba a su control. Solo entonces comprendió un poco que su delicada niña era diferente de los demás niños. Antonio sacó rápido su móvil y llamó primero a Gilberto. Al ver a Liliana herida, el espiritu femenino Abraza Cabeza se alegró y corrió hacia ella. Sería estupendo ser humana. Ella queria ser humana. Y ser Liliana era fantástico. No solo era la querida princesita de la Familia Castellanos, sino que también pertenecía a la Familia Mendoza.

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Con tanta gente adulándola, ¿podré conseguir lo que quiera si me convierto en ella?-.

En ese momento, iría a Miramar y se convertiría en una persona famosa, obteniendo un documento de identidad de Miramar y convirtiéndose en ciudadana. Seria superior a los demás allá donde fuera.

-Ten cuidado. Liliana!

El Espiritu Debilucho se acercó corriendo. Josué no tuvo más remedio que ponerse delante de Liliana. Apretó los dientes, diciendo:

-¡No te acerques más!

Agarró el amuleto amarillo y lo golpeó feroz contra el fantasma. Por desgracia, el amuleto amarillo era desechable e inservible después de ser destruido. En ese momento, un relámpago negro brilló con un sonido crepitante, derribando al feroz espíritu femenino Abraza Cabeza. El hombre que vestia una túnica blanca tenía una expresión fría, el rostro pálido y los labios carmesi. Era Pablo. Josué casi gritó:

-iMaestro!

Nunca se emocionó tanto al ver a un fantasma. Pablo tenía un aspecto terrible. Solo estuvo afuera unos días, y ahora otro Espíritu Maligno estaba en la casa. Pablo llegó rápido al lado de Liliana, la tomó de la mano y habló despacio:

-¿Estás bien?

La voz de Liliana era débil cuando respondió:

-Si…

Incluso entonces, aprendió a imitar el tono de Braulio hasta cierto punto. Liliana sintió una corriente cálida que fluía por su muñeca mientras Pablo le tomaba la mano. Pronto, se sintió mareada y cómoda, como si estuviera remojándose en una fuente termal. El espíritu femenino Abraza Cabeza se dio cuenta de que algo iba mal e intentó escapar. Sin embargo, Pablo ni siquiera volteo la cabeza. Levantó el dedo y una red roja a prueba de escapes cayó, atrapando al espíritu Abraza Cabeza. Pablo dijo con frialdad:

-Heriste a mi discípula y quieres huir?

Elespiritu femenino peleó con rabia, pero fue inútil. Liliana preguntó:

-Macstro, ¿qué es este espíritu femenino Abraza Cabeza? Este fantasma es muy extraño. Le gusta

irrumpir en las habitaciones de los demás por la noche para poseer sus cuerpos dijo Liliana.

Miró al fantasma y dijo:

-Un Espíritu del Falso extranjero.

Lilians se quedó perpleja.

¡Nunca vi este tipo de fantasma!».

Pablo explicó:

-Este tipo de fantasma está obsesionado con las cosas extranjeras y admira la fuerza. Está bien admirarla, ya que la gente necesita tener cierto grado de admiración por la fuerza para trabajar más duro y hacerse más fuerte. Lo que es odioso son los que admiran la fuerza, pero no quieren trabajar duro ellos mismos. Solo quieren alcanzar sus objetivos por medios despreciables, como lamer botas, robar la vida de los demás y acosar a los débiles. Chupan la sangre de su pueblo mientras adulan a los extranjeros, e incluso quieren sacarles el corazón para demostrar su lealtad. En cuanto a otras cosas, pueden estar relacionadas con sus manias, como espiar la vida de los demás.

Pablo dejó entonces de hablar. Ya no le importaba el Espíritu del Falso Extranjero. Arrugó la frente y sacudió la muñeca de Liliana, preguntando:

-¿La metiste a la fuerza en el tarro?

Liliana asintió obediente:

-Si.

Pablo le señaló la frente:

-¡Cómo te atreves! No intentes capturar por la fuerza a un Espiritu Maligno antes de desarrollar tus habilidades dijo Pablo-. Por ejemplo, si no hubieras utilizado el tarro de almas hace un momento, ella no podría hacerte nada. Si se atreviera a atacarte, el brazalete rojo la bloquearía.

Liliana miró confusa el brazalete rojo que llevaba en la muñeca y preguntó:

-¿Es muy poderoso el brazalete rojo?

Pablo asintió y dijo:

-Es muy poderoso, en extremo poderoso. Sin embargo, todavía no puedes usarlo para atacar a otros. Solo puede protegerte de los ataques. Cuando alguien o un fantasma intente hacerte daño, el brazalete rojo se activará para lanzar un ataque.

Liliana comprendió y dijo:

-Entonces, Maestro, ¿podemos contenerla ahora?

Estaba llena de energia y ansiosa por intentarlo. Pablo se mostró impotente e indulgente. Después de escuchar tanto, escuchó ella sus palabras? Pero ¿qué otra cosa podía hacer? Solo podía hacer lo que ella quisiera. Rodeaban a la mujer Abraza Cabeza mirándola de forma fija. El espíritu femenino estaba aterrorizado y dijo:

Capitulo 119 El maestro regreso

–No te acerques

Liliana recordó la broma de Ana e imitó su astuta sonrisa, diciendo:

-Oye, puedes gritar todo lo que quieras, pero nadie te salvará.

Los que la rodeaban se quedaron perplejos y sin saber dónde aprendió esas palabras. En la cama, Ana dio una patada a la manta porque hacian demasiado ruido, luego se dio la vuelta y volvió a dormirse. Braulio no pudo evitar preguntar a Josué en voz baja:

-¿Con quién está hablando Liliana?

Antonio también miró a Josué. El dijo:

-Liliana está hablando con su maestro. El le dijo a Liliana que no capturara fantasmas a la fuerza, no pueden hacerle daño… porque el brazalete rojo es muy poderoso.

De repente, recordó su videograbadora.

-¡Espera, iré por la videograbadora!

Josué corrió rápido. El espiritu femenino Abraza Cabeza estaba atrapado, así que ya no le tenía miedo. Corrió a su habitación y tomó su videograbadora. La encendió. Antonio arrugó la frente y preguntó:

-¿Qué estás haciendo?

Josué respondió:

-Inventé esta videograbadora. Es increíble. ¡Puede captar fantasmas!

Braulio se quedó sin habla. Su videograbadora era parecida a una cámara normal, pero tenía unos imanes en la parte inferior y dos antenas en la parte superior. ¿Podría captar fantasmas? ¡Vaya broma! Sin embargo, la luz indicadora de la videograbadora parpadeaba. Braulio no le quitaba el ojo.

Cuando miró la pantalla, de repente vio a cuatro personas. Junto a Liliana estaba un hombre vestido con una túnica blanca, y detrás de Liliana estaba un chico de secundaria con su uniforme escolar. También un fantasma femenino en extremo feo que giraba la cabeza para mirarlos soltaba una risita timida y decia:

-¿Puede verme, Señor Braulio?

Delante de ellos había una red, y una mujer con la cabeza entre los brazos estaba atrapada adentro. El espíritu femenino sin cabeza dijo frustrado:

-Me llamo Jaylin.

Braulio y Antonio se sintieron asombrados. Todo lo que ocurría ante ellos superaba su comprensión y trastocaba su visión del mundo. Si este mundo escapaba a su control, ¿quién protegería a Liliana en el futuro? Braulio se sentía inquieto. En ese momento, Liliana preguntó confundida:

-¿Qué dijo?

La voz de la niña era dulce e inocente, como si naciera con un halo. De inmediato disipó la melancolia en La mente de Braulio. Miró a Liliana con suavidad.

Capitulo 119 El maestro regresó

Moneda ga

Bueno.. no hay de qué preocuparse. En el peor de los casos, podría convertirse en una practicante en el

Juturo..

 


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Read Ocho peculiares by Lalia Alejos

Score 9.9
Status: Ongoing Released: 12/16/2023 Native Language: Spanish
Ocho Peculiares" by Lalia Alejos is a captivating novel that intricately weaves together the lives of eight peculiar characters, exploring the depths of their eccentricities and the interplay of their destinies in a rich narrative that transcends conventional storytelling boundaries.  

Read Ocho peculiares by Lalia Alejos

Detail Novel

Title: Read Ocho peculiares by Lalia Alejos
Publisher: Rebootes.com
Ratings: 9.3 (Very Good)
Genre: Romance, Billionaire
Language: Spanish    
 

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Capítulo 1

Ciudad Lavanda, primera zona residencial; Mansión Juárez. Hoy era el festival de las linternas. Luces de colores estaban decoradas alrededor de la casa, dando un toque de calidez a la fría atmósfera de la Familia Juárez. De repente, un grito resonó por toda la mansión. —Ay. Seguido de un ruido sordo, ¡una mujer embarazada cayó por las escaleras! Todos se sorprendieron y corrieron hacia ella. Esteban Juárez, presidente de la Corporación Ador Juárez, preguntó rápido: —Débora, ¿estás bien? El rostro de la mujer palideció al ver la sangre fresca que le corría por las piernas. Horrorizada, respondió: —Esteban, me duele... Nuestro bebé... ¡Rápido, salva a nuestro bebé! La madame de la casa, Paula Andrade, presa del pánico, preguntó: —¿Qué sucedió?
Débora miró hacia lo alto de las escaleras con lágrimas en los ojos. Todos levantaron la vista y vieron a una niña, de unos tres años, de pie en lo alto de la escalera. Al ver la mirada de todos, abrazó con fuerza el conejo de juguete que tenía en los brazos, asustada. Ricardo Juárez rugió furioso: —¿Fuiste tú quien empujó a Débora? La niña hizo un berrinche. —No fui yo, y yo no... Mientras lloraba, Débora suplicó: —No... Papá, no es culpa de Liliana. Todavía es joven, y ella no quería... Sus palabras reafirmaron rápido que era culpa de Liliana. Los ojos de Esteban se oscurecieron, y ordenó de inmediato: —¡Enciérrenla en el ático! Me ocuparé de ella en cuanto regrese. El otro se apresuró a enviar a Débora al hospital mientras los sirvientes arrastraban a Liliana escaleras arriba. Incluso cuando se le cayó un zapato, mantuvo un rostro obstinado y no suplicó ni gritó pidiendo ayuda.

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