Read Ocho peculiares by Lalia Alejos Capítulo 107

Read Ocho peculiares by Lalia Alejos Capítulo 107

Capítulo 107 A Antonio le dolía la cabeza 

Capítulo 107 A Antonio le dolía la cabeza 

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Estaban en casa. Liliana miró a su alrededor. Aunque se sentía un poco tranquila, de alguna manera tenía una resonancia inexplicable. La Familia Castellanos era su hogar, y la villa Mendoza era lo mismo. Pero ella tenía otra sensación aquí porque lo vio en el sueño. Solo que la escena del sueño era vaga. Ahora que volvía a ver la villa Mendoza, tenía una sensación de intimidad. Braulio llevó a Liliana directo al cementerio y se detuvo en la entrada

-Tu abuelo, tu abuela y tu bisabuelo están aquí. -Braulio preguntó con suavidad-: Liliana, ¿quieres darles flores y saludarlos

Braulio miró a Liliana. Al verla mirar hacia el cementerio, sintió que su corazón se apretaba de forma inexplicable

¿Y si ella no quiere?»

De modo inesperado, Liliana respondió

-¡De acuerdo

«El abuelo Hugo dijo que papá y el bisabuelo son grandes patrones y merecen el respeto de todos. Así que yo también debería respetarlos. Aunque ahora no los conozca, no importa. Los conoceré en el futuro

Liliana dijo con firmeza

-Le daré flores al bisabuelo, al abuelo y a la abuela

Braulio tenía la garganta algo amarga y la voz ronca

-De acuerdo, buena chica

Camino hacia el cementerio con paso firme, y de repente se le ocurrió algo. Dijo

-Liliana, todavía no me llamas papi

«Esta lindura primero dice bisabuelo, abuelo y abuela, no papi»

Liliana se quedó mirando el marco de la puerta sin contestar. Braulio preguntó extrañado

-¿Liliana

Liliana lo miró y parpadeó, y por fin llamó con firmeza

-¡Papi

Al escuchar eso, Braulio se alegró y emocionó tanto que se golpeó por accidente la cabeza con el marco de la puerta. Los hombres de guardia en la oscuridad se quedaron sorprendidos al ver aquella escena. Liliana parecía prepararse. Al instante se lanzó sobre los hombros de Braulio y salió ilesa. Ella miró el marco de la puerta, luego la cabeza de Braulio

«Vaya, ¡Papi Piernas Largas es en verdad alto! ¡Golpeó el marco de la puerta! ¡Golpeó de nuevo!»

Braulio gimió de dolor

«È*rajo, ¿por qué me pegué contra el marco de la puerta?»

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Capítulo 107 A Antonio le dolía la cabeza 

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Su altura era de 194 cm. Aunque la entrada del cementerio era un poco baja, no tenía sentido. No se golpeó antes

iLos reflejos de Liliana son tan rápidos! Antes de que pudiera reaccionar, ella lo esquivó»

Cuando pensaba en Liliana con alabanzas, de repente la escuchó susurrar

-¡Dale otra vez

Braulio estaba dudando. Liliana se tapó rápido la boca

«Oh, ¿por qué dije lo que pensaba en mi corazón?»

Braulio preguntó

-¿Qué dijiste

Liliana hizo un gesto rápido

-No dije nada. Fue el marco de la puerta

Braulio no pudo evitar una leve sonrisa

«Pequeña niña lista!»

Braulio bajó a Liliana y la llevó hasta las tres lápidas. Le dio a Liliana tres flores y sostuvo tres para él mismo. Braulio no se arrodilló ante nadie, excepto ante sus padres y su abuelo. Se arrodilló y saludó sin vacilar. Sonrió y dijo

-Abuelo, ¿sabes quién es? ¡Es mi linda y preciosa hija

Después de tantos años, lo más difícil de olvidar para Braulio fue la muerte de Erick. Miró hacia atrás, y Erick también lo miró. El estaba lleno de sangre. Sabían que se separarian para siempre, pero no tuvieron tiempo de decir nada

-Vamos, Liliana, saluda a tu bisabuelo

Liliana imitó a Braulio, se arrodilló en el suelo y gritó

-¡Bisabuelo

Braulio tenía la garganta algo amarga y volvió a decir

-Y también a tu abuelo y a tu abuela

Liliana volvió a gritar

-IAbuelo /¡Abuela

Después de eso, imitó a Braulio para saludar, pero por accidente se golpeó la cabeza contra el suelo

-¡Ay

Liliana se apresuró a cubrirse la frente y sujetó con firmeza las tres flores. Braulio la levantó rápido

¿Estás bien

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Como resultado, la frente de Liliana se puso roja. No solo estaba asi, sino que también parecía un poco hinchada. Braulio se quedó sin habla durante un rato. Después de dar flores, salieron del cementerio

-¿Todavía te duele

Braulio le tocó con suavidad la frente. Liliana se la cubrió. Ahora no la sentia pesada. Ahora, le dolía. Braulio ordenó a sus hombres que trajeran el ungüento medicinal mientras Liliana miraba el patio. El fantasma femenino no entró en el cementerio, pero seguía afuera. Un lugar como un cementerio era como el territorio de otra persona. Algunos fantasmas ordinarios entraban para recibir algunos tributos. pero en general lo evitaban. Además, Erick estaba enterrado en este cementerio con bendiciones de merito, y otros espíritus no podían ofenderlo. Siguiendo la mirada de Liliana, Braulio miró bajo un árbol del patio y preguntó

-¿Qué estás mirando

El patio estaba oscuro y no estaba nada interesante alli. Liliana dudó y luego preguntó

-Papá, ¿estuviste buscando a una mujer afuera

Braulio se sobresaltó al escuchar aquello

-¿Qué

«¿Qué quería decir? ¿Soy ese tipo de persona? Espera, ¿qué le enseñó la Familia Castellanos?- 

Braulio arrugó la frente y contestó

-No busqué una mujer antes, y no tengo ninguna mujer ahora. No buscaré una mujer en el futuro

Liliana reflexionó y volvió a preguntar

-Entonces, ¿cómo nací

Braulio se sintió avergonzado

-Tu mamáno cuenta

Liliana seguia sintiendo curiosidad y preguntó

-¿Por qué

-Ehfue un accidente

-¿Así que yo también tuve un accidente? ¿Así que no te gusta mami? Entonces, ¿por qué tuviste un accidente con mama

Braulio cambió rápido de tema

-Liliana, ¿quieres un poco de helado

A Liliana le brillaron los ojos

-¡Sí

-Se fueron mientras hablaban. Bajo el árbol, el fantasma femenino se abrazó la cabeza con un rastro de 

resentimiento. Siguió a su lado y se mantuvo a distancia, pero no estaba dispuesta a dejar a Braulio

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Capítulo 107 A Antonio le dolía la cabeza 

-Urgh… 

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Ella hizo una voz ronca, que sonaba un poco de miedo. Parecía que alguien le cortó la garganta y no podía 

hablar

Antonio estaba tan ocupado que no volvió a casa hasta el mediodía del día siguiente. De modo inesperado, Braulio todavía no llevaba de regreso a Liliana. Beatriz pulsó el mando a distancia de la silla de ruedas y salió directo de la habitación. Regañó a Antonio

-¿Dónde está Liliana? Eres un adulto. ¿Cómo pudiste perder a una niña

Antonio arrugó los labios y contestó

-Mamá, a Liliana se la llevó su padre

«Yo no la perdí»

Beatriz lo miró de forma fija

-¡El significado es el mismo

Antonio miró a Hugo detrás de Beatriz. Detrás de él, estaban Gilberto, Eduardo, Jonás y Luis. Y también Darío, Josué y Ana. Todos lo miraban con los brazos cruzados, como diciendo

-¿Todavía te atreves a regresar

A Antonio le dolía la cabeza. Apretó las cejas y solo pudo asegurar

-No te preocupes. A Liliana no le pasará nada

Al final, añadió enfático

-¡No le pasará nada

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Read Ocho peculiares by Lalia Alejos

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Score 9.9
Status: Ongoing Released: 12/16/2023 Native Language: Spanish
Ocho Peculiares" by Lalia Alejos is a captivating novel that intricately weaves together the lives of eight peculiar characters, exploring the depths of their eccentricities and the interplay of their destinies in a rich narrative that transcends conventional storytelling boundaries.  

Read Ocho peculiares by Lalia Alejos

Detail Novel

Title: Read Ocho peculiares by Lalia Alejos
Publisher: Rebootes.com
Ratings: 9.3 (Very Good)
Genre: Romance, Billionaire
Language: Spanish    
 

Read Ocho peculiares by Lalia Alejos

Capítulo 1

Ciudad Lavanda, primera zona residencial; Mansión Juárez. Hoy era el festival de las linternas. Luces de colores estaban decoradas alrededor de la casa, dando un toque de calidez a la fría atmósfera de la Familia Juárez. De repente, un grito resonó por toda la mansión. —Ay. Seguido de un ruido sordo, ¡una mujer embarazada cayó por las escaleras! Todos se sorprendieron y corrieron hacia ella. Esteban Juárez, presidente de la Corporación Ador Juárez, preguntó rápido: —Débora, ¿estás bien? El rostro de la mujer palideció al ver la sangre fresca que le corría por las piernas. Horrorizada, respondió: —Esteban, me duele... Nuestro bebé... ¡Rápido, salva a nuestro bebé! La madame de la casa, Paula Andrade, presa del pánico, preguntó: —¿Qué sucedió?
Débora miró hacia lo alto de las escaleras con lágrimas en los ojos. Todos levantaron la vista y vieron a una niña, de unos tres años, de pie en lo alto de la escalera. Al ver la mirada de todos, abrazó con fuerza el conejo de juguete que tenía en los brazos, asustada. Ricardo Juárez rugió furioso: —¿Fuiste tú quien empujó a Débora? La niña hizo un berrinche. —No fui yo, y yo no... Mientras lloraba, Débora suplicó: —No... Papá, no es culpa de Liliana. Todavía es joven, y ella no quería... Sus palabras reafirmaron rápido que era culpa de Liliana. Los ojos de Esteban se oscurecieron, y ordenó de inmediato: —¡Enciérrenla en el ático! Me ocuparé de ella en cuanto regrese. El otro se apresuró a enviar a Débora al hospital mientras los sirvientes arrastraban a Liliana escaleras arriba. Incluso cuando se le cayó un zapato, mantuvo un rostro obstinado y no suplicó ni gritó pidiendo ayuda.

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