Read Ocho peculiares by Lalia Alejos Capítulo 95

Read Ocho peculiares by Lalia Alejos Capítulo 95

12:54 Sat, 16 Dec 0

Capítulo 95 Rebeca agraviada 

Capítulo 95 Rebeca agraviadal 

+3 Cupone

Antonio encontró una cafeteria cercana y pidió una habitación privada. El satisfaria a Liliana sin importar lo que ella quisiera hacer, y nunca dudó si tenia sentido. Antonio se sentó a un lado, pero de repente se sintió marcado. Sacó un frasco de medicina a escondidas para tomar pastillas. Liliana funció el ceño

-¿Qué le ha pasado al tio Antonio? Lo escondió bien, pero aun así lo vi.. 

-Tu tio Antonio no goza de buena salud. Liliana, arregla el asunto primero. Hablaremos de ello cuando volvamos dijo Pablo

Liliana no tuvo más remedio que saludar a Rebeca

-Hola, tia! Me llamo Liliana

Rebeca se sintió extraña. La adulta tomaba medicinas mientras la niña charlaba con ella. Le preguntó

-Hola, Liliana. ¿Qué quieres de mi

Liliana se puso seria

-Vengo a ayudarte a atrapar… 

Pablo le tapó la boca de inmediato

-¡No digas que a atrapar fantasmas: Solo di que vienes a librarte de su mala suerte

Liliana tomó aire y continuó

-Vengo a ayudarte a librarte de la mala suerte

Rebeca se quedó sin habla

-¿Son un fraude? ¡Pero esta niña parece tan joven!. 

También miró a Antonio

-Ni siquiera este tipo parece un mentiroso 

-Uh, no importa. Estoy bien…-dijo Rebeca 

Liliana pregunto

-Tia Rebeca, te sientes cansada últimamente por no poder hacer lo que quieres

-Asi esdijo Rebeca

Era normal. La gente de las ciudades siempre se encontraba en esa situación. Liliana volvió a preguntar

-¿Te despertaste de repente por el frio de la noche? ¿Se te aturdieron los ojos, te zumbó el cerebro y no te fue bien al defecar? Tienes la cara apagada, las ojeras han empeorado y no puedes comer bien. Sientes que la espalda te pesa como si llevaras un fantasma. ¿Estoy en lo cierto

Rebeca se sintió sorprendida. Se preguntó como sabia Liliana lo de su intimidad

¿Es una mentirosa?»

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Capitulo 95 Rebeca agraviada 

Rebeca dudó, y luego respondió

+3 Cupon 

-Si, ya estamos en abril, y la temperatura de la habitación es normal por la noche, pero siempre me despierto de frio, incluso he cambiado la colcha y sigue igual

Incluso ajustaba la temperatura de la habitación. Su marido. Enrique Diaz, dijo que estaba loca. Hacial mucho calor. pero ella se puso un edredon y calentó la habitación, asi que le pidió que durmiera en el estudio. Liliana preguntó con curiosidad

-¿Qué? ¿Por qué dormiste en el estudio? Y no tu marido

-Escribo novelas por la noche, y me resulta más adecuado dormir allirespondió Rebeca

Pablo soltó una carcajada. Cuando Rebeca dijo eso, empezó a quejarsen 

-Aunque mi casa no es pequeña, solo tiene tres habitaciones. Mi suegra vive en una habitación, yo vivo con mi marido y mis hijos en una habitación, y la otra es mi estudio

-¿Por eso duermes en el estudio?-preguntó Liliana

-Por qué obedeciste a tu marido y no lo rechazaste?-pregunto Pablo

Liliana transmitió la pregunta de Pablo a Rebeca

-Por que obedeciste a tu mando y no lo rechazaste

Rebeca puso cara de impotencia 

-Olvidalo. No quiero discutir con él. Mis hijos tambien duermen con nosotros y pasarán calor si enciendo la calefacción

Por eso decidió comprar una casa más grande. Llevaba varios años escribiendo libros y había ganado algo de dinero. Tras deducir los gastos familiares, ahorró varios cientos de millones al vender novelas con derechos de autor y convertirlas en series de televisión

En Vallejo, una pequeña ciudad a nivel de prefectura, más de un millón era suficiente para comprar una casa grande. Hace tiempo que quena comprar una casa, pero su suegra, Elliot, no estaba de acuerdo. Elliot decía que en la casa actual se vivia bien, y que Rebeca necesitaba ahorrar el dinero para sus nietos, incluso insistió en que el dinero no era solo de Rebeca, y que no podia revelar su riqueza para que sus parientes no le pidieran prestado

-Más tarde, accedió a regañadientes a comprar la casa después de que yo se lo dijera muchas veces, pero me quedé sin palabras. Cuando buscabamos un lugar adecuado, mi marido llevaba a tal o cual persona a ver la casa, todos eran parientes de mi marido y tenian muchas ideas. Se olvidaban de que era yo quien queria comprarla Ahora volvimos a ver una casa y mi marido volvió a traer a sus parientes. Me senti tan superflua 

Rebeca se encapricho de un tipo de casa hace un momento. Tenía más de 200 metros cuadrados y un precio total de 2 millones. Penso que no era cara, y cuanto más grande, mejor. Podria utilizar una habitación como estudio, y sus dos hijos tendrian cada uno su habitación cuando crecieran. También. podria haber un dormitorio de invitados adicional, así que sería conveniente cuando los huéspedes vinieran a la casa

Lidia pensaba que era demasiado caro. Dijo que Rebeca deberia comprar una casa de 140 metros cuadrados, y que también las habia de cuatro dormitorios. Los dos niños reservaron una habitación cada uno. Elliot vivia en una habitación, y Rebeca y Enrique vivian en otra habitación. Lidia llegó a decir que 

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Capitulo 95 Rebeca agraviada 

Rebeca no necesitaba un estudio, y que un escritorio le bastaba para trabajar 

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Además, Lidia aconsejó a Rebeca que no buscara ningun distrito escolar, ya que todos estaban especulado por la inmobiliaria. Dijo que Nicole estudiaba en la cudad. No habia distrito escolar, y Nicole aún podia aprender bien. Entonces, a Lidia se le ocurro pedele a Rebeca que comprara una casa de reasentamiento en otra comunidad, que era muy barata Rebeca se enfadó 

-¡Quiero un espacio de estudiol Escribo novelas a nempo completo y necesito un entorno tranquilo, ¡pero tia Lidia dice que estoy causando problemas En cuanto a las viviendas de reasentamiento, hay obra en los alrededores, pero mi suegra hizo case a Lidia y queria verlas. Me enfade tanto que volvi 

Liliana arrugo la nariz y pregunto

-LAún no han vuelto

Rebeca se recostó en la mesa abatida e impotente 

-Fueron a ver las casas ellos solos. Hablaron de si mismos y no pensaron en tu para nada. Me preguntab si sera yo la que compraria una casa. En realidad, solo mi marido y yo fuimos a fer casas el primer dia. pero el insistió en traer a su madre si dia dizutente. Pronto empezaron a traer a familiares para ver casas, Su prima tambien vino hace algun tempo. Tema muchas ideas Además, su prima me dijo que después de comprar una casa, deberta ahorrar dinero y no comprar productos para el cuidado de la piel. Dijo que esas cosas no sirven para nada y que no pueden hacerme más guapar 

Pablo se quedo nn habla

-Dilo si no estás contenta Si no te quitado

Liliana volvió a transmitir las palabras de Pablo

-Solo dilo si no eres felici Si no te gusta solo dilo

-Olvidalo. No quiero discutir con excontestó Rebeca 

Liliana y Pablo no sabian que decir Pensaban que Rebeca se lo merecia, ya que nunca le habia contader’s su familia lo que pensaba 

-¡El dinero es mol No solo inserieron en la compra de mi casa, incluso no me dejan gátar dinerol dijo Rebeca 

Liliana y Pablo no querian hablar, e incluso Antonio no podia soportarlo más

-Y 

Rebeca quiso continuar, pero Liliana le tapó la boca de inmediato 

-Vale. Rebeca, ya puedes dejar de hablar

A Liliana le pareció extraño. Cuanto más la escuchaba, más se enfadaba. Aunque no entendia lo que facian los adultos, seguia enojada. Pablo tampoco lo entendia

+Es logico que el marido de Rebeca no gana dinero y Rebeca cuida de los mayores y los niños Porque sigue tan agraviadal 

Liliana pensó y preguntó

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Capitulo 95 Rebeca agraviada 

-Por qué no hablas con tu marido 

Rebeca se quejo

Cuponi 

-Mi marido es autoritario. Cuando volvió a su pueblo, la gente pensé que habia ganado dinero, y el no explicó la verdad. Mi marido queria decidirlo todo, no lo chedecia se ponía triste. Una vez, fuimos a su pueblo natal durante el Año Nuevo y discutimes per un auto tevial, me enfade y le dije que volviéramos a la ciudad. Entonces, ime dejo allí mismo! Cimine dos horas desde el pueblo hasta la ciuda eran cerca de las once de la noche y no habia auto. Ya era la una de la madrugada cuando llegue a la zona urbana…. 

Liliana lo entendió. Quizás el espiritu debilucho per Rebeca en ese momento

Ш 

Sat, 16 Dec 


Read Ocho peculiares by Lalia Alejos

Read Ocho peculiares by Lalia Alejos

Score 9.9
Status: Ongoing Released: 12/16/2023 Native Language: Spanish
Ocho Peculiares" by Lalia Alejos is a captivating novel that intricately weaves together the lives of eight peculiar characters, exploring the depths of their eccentricities and the interplay of their destinies in a rich narrative that transcends conventional storytelling boundaries.  

Read Ocho peculiares by Lalia Alejos

Detail Novel

Title: Read Ocho peculiares by Lalia Alejos
Publisher: Rebootes.com
Ratings: 9.3 (Very Good)
Genre: Romance, Billionaire
Language: Spanish    
 

Read Ocho peculiares by Lalia Alejos

Capítulo 1

Ciudad Lavanda, primera zona residencial; Mansión Juárez. Hoy era el festival de las linternas. Luces de colores estaban decoradas alrededor de la casa, dando un toque de calidez a la fría atmósfera de la Familia Juárez. De repente, un grito resonó por toda la mansión. —Ay. Seguido de un ruido sordo, ¡una mujer embarazada cayó por las escaleras! Todos se sorprendieron y corrieron hacia ella. Esteban Juárez, presidente de la Corporación Ador Juárez, preguntó rápido: —Débora, ¿estás bien? El rostro de la mujer palideció al ver la sangre fresca que le corría por las piernas. Horrorizada, respondió: —Esteban, me duele... Nuestro bebé... ¡Rápido, salva a nuestro bebé! La madame de la casa, Paula Andrade, presa del pánico, preguntó: —¿Qué sucedió?
Débora miró hacia lo alto de las escaleras con lágrimas en los ojos. Todos levantaron la vista y vieron a una niña, de unos tres años, de pie en lo alto de la escalera. Al ver la mirada de todos, abrazó con fuerza el conejo de juguete que tenía en los brazos, asustada. Ricardo Juárez rugió furioso: —¿Fuiste tú quien empujó a Débora? La niña hizo un berrinche. —No fui yo, y yo no... Mientras lloraba, Débora suplicó: —No... Papá, no es culpa de Liliana. Todavía es joven, y ella no quería... Sus palabras reafirmaron rápido que era culpa de Liliana. Los ojos de Esteban se oscurecieron, y ordenó de inmediato: —¡Enciérrenla en el ático! Me ocuparé de ella en cuanto regrese. El otro se apresuró a enviar a Débora al hospital mientras los sirvientes arrastraban a Liliana escaleras arriba. Incluso cuando se le cayó un zapato, mantuvo un rostro obstinado y no suplicó ni gritó pidiendo ayuda.

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