Read Ocho peculiares by Lalia Alejos Capítulo 23

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Capítulo 23 ¿Cómo podía existir un padre tan cruel?

Esteban estaba furioso porque acababa de darse cuenta de que Débora lo estuvo utilizando todo el tiempo. Le preguntó furioso:

-Débora, tú querías dejarme desde el principio, ¿verdad? No podrías dejarme si el niño naciera, ¡así que usaste a Liliana para fingir tu aborto! ¿Estoy en lo cierto?

Débora seguía sin admitirlo. Sacudió la cabeza y siguió llorando. Esteban estaba molesto, pero pensó que esta sería una gran oportunidad para él.

-¡Eres tan malvada! No comprendí a Liliana porque me estuviste mintiendo… ¡Liliana! ¡Todo fue culpa de papá! ¡Me mintió la persona en la que más confiaba!

Antonio chasqueó los dedos. Entonces, Julio mostró unos cuantos documentos en la pantalla. El primer documento era el certificado de defunción de Julieta y el certificado de matrimonio de Esteban. Julieta murió en marzo y Esteban se casó con Débora a finales de ese mes. El segundo documento era el informe médico de Liliana cuando recibió la golpiza. El informe decía lo siguiente:

-Paro respiratorio, trauma, fracturas en la tercera, cuarta, sexta y séptima costilla, fractura del húmero, fractura del brazo derecho, congelamiento irreversible en el pliegue externo del tejido de la pierna izquierda…

Luego, le siguió una foto tomada por un vecino de la Familia Juárez. Liliana, que llevaba puesto el pijama, estaba enterrada en la nieve… Todo el mundo estaba conmocionado. El informe médico mostraba lo mal que Liliana fue golpeada por Esteban. Todos lo miraron furiosos. ¿Cómo podía decir que actuó por impulso y la hirió porque estaba demasiado molesto? Liliana incluso tuvo que ser rescatada en urgencias. Beatriz casi se desmaya después de ver el informe..

-¡Él trató de matarla! Obligó a su hija a arrodillarse en la nieve y se congeló. Hasta me por un momento. ¡Bah! ¡Es un animal! ¿Cómo puede llamarse a sí mismo padre?

Antonio rio entre dientes:

-Continúa.

Julio mostró una orden de arresto y explicó:

dio pena

-El grupo Juárez estuvo implicado en un importante caso de contrabando. Tres personas fueron asesinadas por eso. La policía lleva un año investigando el caso. Obtuvieron pruebas y están buscando de forma oficial al principal sospechoso, Esteban Juárez.

Eso significa que la Familia Juárez no quebró por la venganza de la Familia Castellanos. Quedaron en bancarrota por lo que hicieron. Esteban también cayó al suelo. Sabía que todo terminó y que estaba acabado. Todos los demás estaban conmocionados por la verdad. El esposo se casó con otra-mujer inmediatamente después de la muerte de su esposa. También ignoró el hecho de que

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su nueva esposa estuvo torturando a su hija. Incluso intentó matarla. Incluso difundieron rumores diciendo que todo era culpa de Liliana.

«¿Cómo podía existir un padre tan cruel?».

Todo el mundo lo regañaba.

-¡No merece vivir! ¡Escoria!

-¡Llamen a la policía para que lo arresten!

Esteban se puso nervioso cuando escuchó que llamaban a la policía. Trató de sujetar a Liliana, para poder usarla como rehén. Antes de que pudiera correr hacia ella, Antonio le dio una patada. Unos guardaespaldas con trajes negros se llevaron a Esteban y Débora. Lo arrastraron fuera de la mansión. Débora no tuvo más remedio que llorar y actuar lastimosamente. Mientras tanto, Esteban gritaba:

-¡Crie a Liliana, pase lo que pase! No habría nacido de no ser por mí. Soy su padre biológico. ¡La Familia Castellanos es tan desagradecida!

Antonio se rio entre dientes:

-Liliana no es tu hija.

Esteban se quedó estupefacto:

-¿Qué quieres decir?

Antonio lo miró de forma fija y dijo:

-El resultado de la prueba de ADN muestra que tú no eres el padre biológico de Liliana.

Esteban no podía creerlo. Incluso su única salida desapareció. Se olvidó de lo mucho que odiaba a Liliana como su hija. Cómo deseaba que ella fuera su hija ahora… Cuando se trataba de sus beneficios personales, era probable que no le importaría que Liliana lo llamara su padre. Esteban sabía que todo terminó para él. Empezó a increpar a Julieta, a la Familia Castellanos Ella se quedó entre la multitud sin decir nada, como si se la tragara un remolino. Los miembros de la Familia Castellanos sabían que la verdad debía dolerle. Un guardaespaldas se quitó los

y a Liliana. calcetines y se los metió en la boca a Esteban.

-¡Cállate!

Todos los guardaespaldas eran cercanos a la Familia Castellanos. No pudieron contenerse y golpearon la nariz de Esteban hasta rompérsela de nuevo. Afuera de la mansión, los autos de policía esperaban a Esteban. Lo esposaron de inmediato, después de que lo sacaron de la mansión. Débora quiso huir, pero también fue detenida por difundir rumores falsos. Esteban se enfrentaria al menos a diez años de cárcel e incluso a una pena de muerte por contrabando y asesinato de tres personas. Esteban se preguntó que falló en su vida. Si hubiera tratado mejor a

de Débora y le dio una patada.

-¡Todo es culpa tuya, p*rra! ¡Te voy a matar!

Débora no se dio cuenta y se golpeó la cabeza con la puerta del auto. Su cabeza sangraba y murió poco después. El alma de Débora salió de su cuerpo. Por fin se dio cuenta de que estaba muerta. Se sintió tan afectada y se lanzó sobre Esteban mientras gritaba…

De regreso en la mansión, todos sintieron que por fin se hizo justicia. Beatriz cargó a Liliana y dijo:

-Liliana, regresemos.

Ya no tenían ganas de celebrar el cumpleaños de Liliana. Todos la miraron con lástima. Sin embargo, Liliana sonrió y dijo:

-Abuela, ¿te sientes triste por mí? ¡No pasa nada! ¡Ya estoy bien!

Era una sonrisa sincera. Se suponía que ella era la persona más perjudicada. Sin embargo, resultó que fue ella quien consoló primero a Beatriz… Ella se sintió conmovida por su amabilidad. Liliana acarició la cabeza de su abuela y le dijo:

-Abuela, no llores.

Beatriz no pudo aguantar más y se puso a llorar. Gilberto y sus hermanos la llevaron de regreso a la casa. Antonio cargó a Liliana y le preguntó:

-¿Te sientes triste, Liliana?

No quería exponer el hecho de que Esteban no era su padre el día de su cumpleaños. Sin embargo, necesitaba resolver el asunto lo antes posible. La reacción de Liliana fue el único factor que lo hizo dudar. Sin embargo, Liliana sacudió la cabeza y dijo:

-No estoy triste, tío Antonio. No hice nada malo, ¿verdad? Todo fue culpa de papi, así que debería ser él quien se sienta triste.

Antonio se sorprendió de lo madura que era. Acarició la cabeza de Liliana y se prometió a sí mismo que no iba a permitir que la volvieran a lastimar. Antonio levantó la vista y vio a la persona que dejó entrar a Esteban y Débora. Galena estaba espiando por la ventana. Cuando vio que los malentendidos se aclararon y que sacaron a Esteban y Débora, no se sintió nada contenta. Entonces, vio a Antonio mirándola con una sonrisa. Sintió un escalofrío recorrerle la espalda.

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Score 9.9
Status: Ongoing Released: 12/16/2023 Native Language: Spanish
Ocho Peculiares" by Lalia Alejos is a captivating novel that intricately weaves together the lives of eight peculiar characters, exploring the depths of their eccentricities and the interplay of their destinies in a rich narrative that transcends conventional storytelling boundaries.  

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Detail Novel

Title: Read Ocho peculiares by Lalia Alejos
Publisher: Rebootes.com
Ratings: 9.3 (Very Good)
Genre: Romance, Billionaire
Language: Spanish    
 

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Capítulo 1

Ciudad Lavanda, primera zona residencial; Mansión Juárez. Hoy era el festival de las linternas. Luces de colores estaban decoradas alrededor de la casa, dando un toque de calidez a la fría atmósfera de la Familia Juárez. De repente, un grito resonó por toda la mansión. —Ay. Seguido de un ruido sordo, ¡una mujer embarazada cayó por las escaleras! Todos se sorprendieron y corrieron hacia ella. Esteban Juárez, presidente de la Corporación Ador Juárez, preguntó rápido: —Débora, ¿estás bien? El rostro de la mujer palideció al ver la sangre fresca que le corría por las piernas. Horrorizada, respondió: —Esteban, me duele... Nuestro bebé... ¡Rápido, salva a nuestro bebé! La madame de la casa, Paula Andrade, presa del pánico, preguntó: —¿Qué sucedió?
Débora miró hacia lo alto de las escaleras con lágrimas en los ojos. Todos levantaron la vista y vieron a una niña, de unos tres años, de pie en lo alto de la escalera. Al ver la mirada de todos, abrazó con fuerza el conejo de juguete que tenía en los brazos, asustada. Ricardo Juárez rugió furioso: —¿Fuiste tú quien empujó a Débora? La niña hizo un berrinche. —No fui yo, y yo no... Mientras lloraba, Débora suplicó: —No... Papá, no es culpa de Liliana. Todavía es joven, y ella no quería... Sus palabras reafirmaron rápido que era culpa de Liliana. Los ojos de Esteban se oscurecieron, y ordenó de inmediato: —¡Enciérrenla en el ático! Me ocuparé de ella en cuanto regrese. El otro se apresuró a enviar a Débora al hospital mientras los sirvientes arrastraban a Liliana escaleras arriba. Incluso cuando se le cayó un zapato, mantuvo un rostro obstinado y no suplicó ni gritó pidiendo ayuda.

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