Read Ocho peculiares by Lalia Alejos Capítulo 127

Read Ocho peculiares by Lalia Alejos Capítulo 127

Capítulo 127 La maestra reconcilia disputas

El director seguía murmurando para si mismo que evitara cualquier incidente, pero sus párpados seguían temblando, haciéndole sentir que cuanto más temía algo, más probable era que ocurriera. Ana estaba en su tercer año de jardin de niños y venía a la escuela en el autobús con Liliana por la mañana. Pablo estaba dando vueltas, aburrido. Aunque sabía que los niños pequeños no causarían problemas en el jardín de niños, podia aprovechar el tiempo para descansar y cultivarse. Pero, por alguna razón, la siguió de forma involuntaria. Ana llevaba de la mano a Liliana y la presentaba a todos los compañeros que encontraban,

diciendo:

-¡Esta es mi prima pequeña! No te metas con mi prima, entiendes?

Liliana era una recién llegada. Según su edad, debería haber empezado en la clase infantil a los tres años y pasar a la clase media a los cuatro. Cuando Liliana estaba en Ciudad Sur, nadie se ocupaba de ella, y no iba a preescolar a pesar de tener tres años. Ahora la trasladaron directo a la clase media, llamada «Piña». Liliana estaba encantada y dijo:

-Me gusta la clase -Piña-.

Parecía una clase deliciosa. Ana dijo:

-Liliana, yo estoy en la clase Eldorado. Si alguien se atreve a molestarte, ven a mí.

Liliana dijo obediente:

-De acuerdo, ya lo sé.

A la profesora que estaba a su lado le hizo gracia y le dijo:

-No te preocupes, no pasará nada. ¡Estoy aqui contigo! Ana, deberías volver ya a clase.

Ana sacudió la cabeza y dijo:

-No, debo acompañar a mi prima a clase con seguridad. Es una tarea que me encomendó mi padre.

La profesora rio entre dientes y dijo:

-¡Eso está muy bien!

La profesora se dio la vuelta entonces hacia Liliana y le preguntó con voz suave:

-Liliana, ¿estás contenta en tu primer día de escuela? Soy la profesora de la clase Piña. Mi apellido es Flora, y puedes llamarme Señorita Flora.

Liliana parpadeó y dijo:

-Vaya, es la Señorita Flora.

Solia dibujar flores, y ahora tenía delante a una Señorita Flora, acercándolas de forma inconsciente. Flora sonrió de inmediato, con los ojos entrecerrados en forma de luna creciente. De alguna manera, al ver la Buz brillante en los ojos de esta niña, su humor mejoró. Ana abrazó el hombro de Liliana en la puerta del aula y le dijo:

Aqui estamos. No llores cuando me vaya,

Liliana respondió:

-No lloraré.

Pero Ana seguía preocupada. ¿Y si otros niños la molestaban? De repente, agitó la mano y dijo:

¡Eh, niños de la clase Piña, miren hacia aqui!

Los niños que estaban desayunando o jugando levantaron la vista. Los atareados profesores también se quedaron helados. Imitando el discurso habitual del profesor, Ana dijo:

-Esta es su nueva compañera de clase. Digamos todos:

-¡Hola, prima!

Muchos de los niños que acababan de despertarse estaban aturdidos y lo escuchaban mucho de boca de los profesores, así que siguieron sin pensar:

-¡Hola, prima!

¿Prima? Liliana estaba confusa. Los profesores estaban conmocionados. El director, que acababa de llegar para inspeccionar, se preguntó si entró en una gran organización. Después de hablar, por fin se alejó con su mochila satisfecha. Liliana fue llevada al aula por otro profesor. Y Pablo se sentó aburrido junto a la ventana, sin dejar de hojear su libro. El director susurró a Flora en la puerta:

-Cuidala bien. Esta niña necesita una atención especial.

Flora contestó:

-Yo me encargo.

En ese momento, Priscila entró corriendo, jadeante, y escuchó lo que decían el director y Flora. Se disculpó:

-Lo siento… llego tarde.

El director arrugó la frente y se fue sin decir nada. Flora dijo:

-Sé puntual la próxima vez.

Priscila sacó la lengua y rápido se cambió de zapatos, se lavó las manos y se desinfectó antes de entrar en clase. En el aula, Flora asignó un horario de trabajo docente para hoy y lo anotó. Por lo normal, este era el tiempo de actividad libre. Los niños se disciplinaban en la clase intermedia después de pasar por el caos de la clase secundaria.

Algunos niños desayunaban con tranquilidad en el comedor, mientras que otros, que ya terminaron de desayunar, jugaban al otro lado del aula. Liliana estaba ocupada comiendo. Aunque por la mañana comió algo en casa, la comida del jardín de niños le parecía más deliciosa.

Se terminó rápido media tarta de manzana, una pequeña porción de ternera en dados y un trozo entero de pizza. Los niños de la misma mesa se asombraron de lo mucho que comió. Una niña exclamó:

24

Capitulo 127 La maestra reconcilia disputas

–Prima, ieres increíble! Comes tanto.

Pensaba que Liliana se llamaba Prima.

Liliana la corrigió:

-Me liamo Liliana!

La niña sonrió torpe y dijo:

iCreo que te llamas Prima!

Otro niño pequeño se sentó con la barbilla levantada, sonriendo y diciendo:

-Vaya, vaya, Gran Barriga, comes mucho.

Liliana arrugó la frente, sintiéndose incómoda por el comentario.

Ella dijo pensativa:

-Llamar a alguien Gran Barriga es de muy mala educación. Espero que no lo repitas.

El niño se emocionó cada vez más al recibir una respuesta e de inmediato se echó a reír y dijo:

-Gran Barriga se lo come todo y no puede hacer nada, ja, ja.

Los otros dos niños no sabían a qué se refería, pero encontraron graciosas sus payasadas y no pudieron evitar reírse con él. Liliana dejó el tazón sobre la mesa y dijo:

-Si sigues hablando asi, no seré feliz.

Justo entonces, Priscila, que llegaba tarde, se acercó.

-¿Qué pasa?

Tocó la cabeza del niño y le sonrió a Liliana. Recordando lo que el director y la profesora dijeron antes. sonrió de nuevo.

-Liliana, ¿por qué no estás contenta? La voz de Priscila era suave.

Liliana miró sorprendida la cabeza de Priscila, luego se dio la vuelta hacia Pablo y habló en silencio:

-Maestro…

Pablo exclamó:

-Qué extraño, un Espíritu del Haren?

Priscila tenía un espiritu femenino en la cabeza, con una luz verde que emanaba de sus ojos. A Pablo le pareció extraño porque los Espíritus del Harén solían ser

Haren femeninos se les solía llamar Espíritus Seductoasculinos, mientras que a los Espiritus del

Haren y los Espíritus Seductores.

Había una diferencia entre los Espíritus del

Para ser simple, los Espiritus del Haren se enamoraban del corazón, mientras que los Espiritus Seductores

Capitulo 127 La maestra reconcilia disputas

lo hacían del sexo… así que sus objetivos diferian. Para decirlo más claro, los Espíritus del Harén querian gustar a muchos novios, mientras que los Espíritus Seductores querían tener sexo con muchos novios. Pero el espiritui femenino frente a nosotros es un Espiritu del Harén, y la persona que poseía también era- una mujer. Esto era bastante extraño. Pablo dijo:

-Liliana, hablemos de eso más tarde. Centrémonos primero en el asunto presente.

Liitana asintió y dijo:

-Profesora, dijo que soy Gran Barriga. No estoy contenta. Le pedí que no lo dijera, pero aun así lo hizo.

El niño hizo una mueca y soltó una risita. Priscila se puso a reír de inmediato y dijo:

-Ah, eso es lo que pasó! No pasa nada. Aquí todos somos buenos amigos. Raimundo, te disculpaste con Liliana y ella dijo que no pasaba nada. Démonos la mano y hagamos las paces, ¿de acuerdo?

Ella sonrió y habló dulce, intentando reconciliarse en un tono tierno. Raimundo se disculpó rápido, pero Liliana no dijo que estuviera bien. Hizo un puchero y tomó en silencio el pequeño tazón, colocándolo en el fregadero. Priscila la siguió, poniéndose en cuclillas con una mano en la rodilla y la otra pellizcando la coleta de Liliana en la cabeza.

-Liliana. ¿qué te pasa? ¿Por qué estás triste? ¿Puedes decirmelo?


Read Ocho peculiares by Lalia Alejos

Read Ocho peculiares by Lalia Alejos

Score 9.9
Status: Ongoing Released: 12/16/2023 Native Language: Spanish
Ocho Peculiares" by Lalia Alejos is a captivating novel that intricately weaves together the lives of eight peculiar characters, exploring the depths of their eccentricities and the interplay of their destinies in a rich narrative that transcends conventional storytelling boundaries.  

Read Ocho peculiares by Lalia Alejos

Detail Novel

Title: Read Ocho peculiares by Lalia Alejos
Publisher: Rebootes.com
Ratings: 9.3 (Very Good)
Genre: Romance, Billionaire
Language: Spanish    
 

Read Ocho peculiares by Lalia Alejos

Capítulo 1

Ciudad Lavanda, primera zona residencial; Mansión Juárez. Hoy era el festival de las linternas. Luces de colores estaban decoradas alrededor de la casa, dando un toque de calidez a la fría atmósfera de la Familia Juárez. De repente, un grito resonó por toda la mansión. —Ay. Seguido de un ruido sordo, ¡una mujer embarazada cayó por las escaleras! Todos se sorprendieron y corrieron hacia ella. Esteban Juárez, presidente de la Corporación Ador Juárez, preguntó rápido: —Débora, ¿estás bien? El rostro de la mujer palideció al ver la sangre fresca que le corría por las piernas. Horrorizada, respondió: —Esteban, me duele... Nuestro bebé... ¡Rápido, salva a nuestro bebé! La madame de la casa, Paula Andrade, presa del pánico, preguntó: —¿Qué sucedió?
Débora miró hacia lo alto de las escaleras con lágrimas en los ojos. Todos levantaron la vista y vieron a una niña, de unos tres años, de pie en lo alto de la escalera. Al ver la mirada de todos, abrazó con fuerza el conejo de juguete que tenía en los brazos, asustada. Ricardo Juárez rugió furioso: —¿Fuiste tú quien empujó a Débora? La niña hizo un berrinche. —No fui yo, y yo no... Mientras lloraba, Débora suplicó: —No... Papá, no es culpa de Liliana. Todavía es joven, y ella no quería... Sus palabras reafirmaron rápido que era culpa de Liliana. Los ojos de Esteban se oscurecieron, y ordenó de inmediato: —¡Enciérrenla en el ático! Me ocuparé de ella en cuanto regrese. El otro se apresuró a enviar a Débora al hospital mientras los sirvientes arrastraban a Liliana escaleras arriba. Incluso cuando se le cayó un zapato, mantuvo un rostro obstinado y no suplicó ni gritó pidiendo ayuda.

Comment

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Options

not work with dark mode
Reset